viernes, 16 de diciembre de 2016

Entre PISA y el paro

El informe PISA que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es el mejor termómetro que tenemos para evaluar sistemas educativos y compararlos. Es un examen colectivo que se realiza cada tres años y en esta ocasión, que corresponde a los datos obtenidos en 2015, hay una cierta satisfacción en la mayoría de las instancias oficiales. España ha roto por primera vez "la brecha educativa y se sitúa, por primera vez en la historia, entre los países más avanzados del mundo", escribió en un tuit el presidente del Gobierno.

Pero eso es una verdad a medias, que puede ser la mentira más peligrosa si te la crees. Lo bueno que tiene un estudio cuando está bien hecho es que te permite sacar conclusiones que, en esta ocasión, siguen sin invitar al optimismo.

La primera es que, en 2015, España está en las calificaciones de PISA exactamente en el mismo nivel que en 2000, cuando se empezó a hacer el estudio: en Ciencias empezó en 491 y está en 488; en comprensión lectora ha pasado de 493 a 496 y en matemáticas, de 476 a 484. Es decir, si estamos comparativamente mejor es porque los otros han empeorado. Triste consuelo, pues, alegrarse por ello. No creo que sean resultados "muy satisfactorios", como dijo ayer el ministro Íñigo Méndez de Vigo.

Otra conclusión desmonta una falacia, esta vez propugnada desde los partidos de izquierda: no hay relación proporcional entre el gasto educativo y los resultados académicos. Así, entre 2000 y 2009 -lo decíamos la semana pasada- los presupuestos para la enseñanza, las becas, las ayudas para libros crecieron entre el 70% y el 100% y eso no se notó en PISA. En cambio, entre 2012 y 2015, los recortes ha afectado considerablemente a la educación... y permanecemos en los mismos parámetros de siempre. Por supuesto que el Estado debe proporcionar los recursos adecuados para atender al sistema, pero llegado a un nivel, el problema ya no es incrementar más o menos el presupuesto, sino asegurar la eficiencia en la utilización de esos recursos.

La tercera conclusión es el tremendo agujero que se abre entre comunidades autónomas. Las autoridades deben averiguar las causas, que serán muchas y variopintas. Tendrá que ver con la descentralización de competencias educativas que hace que, en la práctica, el nivel de exigencia sea distinto en territorios diferentes. Habrá que analizar el nivel de desarrollo económico y social de cada región: su actividad, los sectores que impulsan su crecimiento, el nivel educativo de las anteriores generaciones... También, y muy importante, tendremos que saber por qué, por regla general, las regiones con peores calificaciones en PISA coindicen con las que el paro es más alto.

Ésta es la última conclusión que me parece relevante. El gran fracaso de la enseñanza en España no es que estemos más o menos abajo en las clasificaciones internacionales. El gran fracaso es que, hoy, la tasa de paro de los menores de 20 años es del 54% y la de los españoles entre 20 y 24 años es del 39%. Es decir, existe una grave brecha entre el sistema educativo español y el modelo productivo que es imprescindible reparar. Porque cuando las expectativas para encontrar un empleo al finalizar la etapa escolar son tan escasas, es lógico que cunda el desánimo entre los estudiantes y aumente el abandono de las aulas. Si la escuela no te prepara para el mundo laboral, ¿para qué sirve estudiar?

Mucho que hablar sobre PISA ahora que los partidos se sientan para hablar del pacto educativo. Si es que llegan a sentarse, claro.

@vicentelozano
(Publicado en El Mundo el 8 de diciembre de 2016)

sábado, 5 de noviembre de 2016

Políticos con demasiado rencor

(Publicado en El Mundo el 3 de noviembre de 2016)

Mariano Rajoy hace pública hoy la composición del nuevo Gobierno. Casi todo el mundo está de acuerdo en que debería elegir a personas dialogantes, con las que sea relativamente fácil llegar a acuerdos. Porque ésta va a ser la legislatura del consenso. No queda más remedio. El paso del tiempo dirá, pero la esperanza está puesta en que, esta vez sí, desde el Gobierno y el Parlamento se puedan llevar a cabo esas "reformas estructurales que necesita el país". Aunque la frase haya quedado manida de tanto usarla.

Llega ahora otra etapa política... que no ha podido empezar peor. Ha nacido con diez meses de retraso porque, como hemos comprobado, las propias formaciones políticas todavía no saben manejarse cuando no hay bipartidismo.

Tras más de 300 días de retraso, el espectáculo que ha dado el Congreso en la investidura de Rajoy ha sido desesperanzador. Parecía de todo menos un Parlamento en el que los partidos van a necesitar hablar como nunca, ya sea para apoyar las iniciativas del Gobierno o para presentar otras de forma conjunta para hacer valer que el partido del Gobierno está en minoría. Fue la peor sesión de investidura de la que se tiene recuerdo. Por parte del candidato a presidente, con todo hecho ya, no hubo ni la más mínima autocrítica ni comunicación de sus planes de Gobierno. Y los partidos de la oposición -¿quién es la oposición?- ni siquiera se lo exigieron. Se dedicaron a zurrarse entre ellos de mala manera, echándose la culpa de que fuera Rajoy y no otro quien estuviera pidiendo la confianza de la Cámara.

Esa pelea fue con navajas en los discursos, en los gestos y en los ataques personales... Lo de menos era investir a un presidente del Gobierno. El objetivo era culpar al contrario del fracaso de la izquierda, que tan cerca tuvo alcanzar la presidencia. Recuerden: "Gonzalezzzzxxxx", "Una de cal otra de arena", "Búsquelo en Google, señor diputado", "Ahora tiene usted que ponerse a trabajar"...

La magnífica fotografía de Alberto Di Lolli en la que se ve a Juan Manuel Villegas gritando mientras es rodeado por un Pablo Iglesias que mira de arriba a abajo con gesto seriamente amenazante, mientras Irene Montero, Ramón Espinar y Carolina Bescansa se enfrentan con rostro crispado al diputado de Ciudadanos a propósito del terrorismo es una buena prueba de ese ambiente.

Los malos modos saltaron del Hemiciclo y llegaron a las redes sociales y a los programas de televisión. Como ese enganchón en Twitter de Eduardo Maura (Podemos) y Juan Carlos Girauta, de Ciudadanos: "Girauta, mucho cuidado con lo que dices. Algunos venimos de allá y de muy lejos. El insulto barato envilece". "Cuéntame eso, diputado @edumaura, de que tengo que tener mucho cuidado contigo porque vienes del País Vasco". Trifulcas, en fin, más propias de una asamblea universitaria de los 70 o de una mala junta de vecinos, que empieza debatiendo la reforma del ascensor y termina hablando de lo guarra que es la familia del segundo porque saca la basura a destiempo.

El clima estaba tan crispado que Ana Oramas, de Coalición Canaria, dedicó su última réplica a resumir lo que había visto y oído. Se refería a Gabriel Rufián: "Es distinto ser contrincante político a enemigo político. No se puede negociar ni sacar adelante nada desde el odio y el rencor, sobre todo cuando se es joven". Fue la única mujer que intervino en los debates. A lo mejor por eso se dio cuenta de lo que pasaba, entre tanto macho alfa que intentaba asentar sus reales sobre los demás. Demasiado rencor en el inicio de la legislatura del consenso. Ya veremos en su transcurrir. Paradójico.

@vicentelozano

sábado, 8 de octubre de 2016

La vomitona

65 directivos y consejeros de Caja Madrid y de Bankia se sientan en el banquillo de los acusados por el uso fraudulento de unas tarjetas de crédito opacas a Hacienda. 37 políticos, empresarios y buscones adosados a ambos colectivos lo hacen por haberse quedado con millones de euros de dinero público: bien para uso personal, bien para dárselo al PP con el fin de intentar asegurar su éxito en las campañas electorales y así perpetuar el latrocinio.

Ha dado la casualidad de que las dos vistas orales de los procesos más representativos que juzgan aquellos maravillosos años en el ámbito político y en el financiero coincidan en el tiempo. Y en los interrogatorios y en las declaraciones vamos asistir al sriptease de esos comportamientos indeseables. Como si fuera la vomitona de los excesos de un banquete sin límites, que eso fue aquello. Y como ocurre en estos casos la escena no va a ser atractiva.

Dos ejemplos de estos días. El primero es de la Gürtel. El fiscal calcula que el considerado cabecilla de la trama, Francisco Correa, tiene unos 20 millones de euros en Suiza, producto de sus presuntos robos en comunidades autónomas y ayuntamientos. ¿No chirría al sentido común que Correa haya pedido autorización para reembolsar dos de esos 20 millones como gesto de buena voluntad de su intención de colaborar con la Justicia? ¿Se puede aceptar un 10% del producto de su latrocinio -siempre presunto- si con ello está reconociendo su culpabilidad y sigue manteniendo el 90% restante? Es cierto que Correa tiene bloqueado ese dinero, pero su gesto de calculada generosidad suena obsceno a la opinión pública: si se reconoce culpable y quiere colaborar, que renuncie a todo el dinero distraído y lo devuelva.

Tan sangrante o más es lo de las tarjetas black. Al fin y al cabo, Correa es un aprovechado que se acercó con éxito a los umbrales del sistema y entró en él tras engatusar con el dinero fácil a cómplices sin escrúpulos que estaban dentro y le abrieron las puertas de par en par. En cambio, quienes están acusados por el uso ilegal de las tarjetas eran los administradores legítimos que, en la mayoría de los casos, abdicaron de sus deberes profesionales y de sus principios éticos personales por unos miles de euros. Triste, pero así fue.

Es el segundo ejemplo. Rodrigo Rato y Estanislao Rodríguez Ponga se han defendido diciendo que esa tarjeta no era una dádiva, producto de una gestión tramposa y del aprovechamiento ilícito -los jueces determinarán si hubo delito-, sino que formaba parte de su retribución. ¿Es posible de verdad que quien fue vicepresidente económico de un Gobierno o un ex secretario de Estado de Hacienda confundan un medio de pago con una nómina? Una tarjeta de crédito legal nunca será una retribución: no es más que un medio de pago que se usa para gastar la retribución pactada. Si alguien te da una tarjeta para que hagas con ella lo que quieras sin dar cuenta a nadie -ni a la pareja, como se intuye a la vista de algunos cargos- queda claro que se trata de algo ilegal. Y si eres gestor de una caja de ahorros lo sabes.

Evidentemente, los acusados tienen todo el derecho a defenderse como crean más oportuno. Pero produce náuseas la obscenidad con la que tratan de explicar lo inexplicable quienes tenían la obligación de haber custodiado los ahorros de los clientes de Caja Madrid y de Bankia, y se dedicaron a gastarlo en lencería, cacerías, cenas y puros... o a sacar dinero de madrugada en cajeros sospechosamente cercanos a lujosos locales con "mujeres en situación de prostitución", como quiere Manuela Carmena que digamos. Lo dicho, contemplar la vomitona no va a ser agradable.
(Publicado en El Mundo el 7 de octubre de 2016)

domingo, 2 de octubre de 2016

El problema no es Sánchez, es el socialismo


(Publicado en El Mundo el 29-9-2016. Antes de la caída, pero sigue vigente).

LA QUERIDA Actualidad Económica ha dedicado la portada de su número de septiembre a la crisissocialista. Con el título de ¿Cuándo se jodió el PSOE?, poco original pero efectivo, dedica un editorial y cinco páginas llenas de testimonios y de datos sobre la historia reciente del partido.Los autores del reportaje destacan dos momentos importantes en los últimos años de la formación de Ferraz. El primero es un día concreto: el 12 de mayo de 2010. Un Zapatero agobiado ya por las repercusiones de la crisis y apremiado desde casi todas partes del mundo -llamada telefónica del presidente Obama incluida- presenta en el Congreso su plan de recorte de 15.000 millones de euros, con unas medidas que incluyen dos pecados mortales para la moral política socialista, la congelación de las pensiones y bajada de sueldo a los funcionarios. Además de la retirada de una serie de beneficios sociales aprobados poco antes -dispendios les llamarían otros- como el cheque bebé. De repente, el PSOE se derechizó. «Acabamos de perder las próximas elecciones», dicen que dijo un entonces un destacado barón socialista.

El segundo momento clave de esta historia tiene nombre de día, pero es una movilización: el 15-M. Un movimiento que estaba ya larvado, pero que se manifestó justo un año después del «mayor recorte social de la democracia» en forma de concentración asamblearia en la madrileña Puerta del Sol. En el PSOE se vio esa movilización como la posibilidad de congraciarse con la izquierda social tras aquel 12-M de 2010. En la Puerta del Sol estaba «la misma gente que nos había llevado en volandas a La Moncloa después de que le prometiéramos 'no te fallaré'», recuerda José Maria Barreda en el reportaje. Había que aprovechar esa marea. Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces ministro del Interior, permitió que creciera aquella concentración... hasta que a los socialistas se les fue de las manos y apareció Podemos. En ese zigzag a derecha e izquierda entre 2010 y 2011 el PSOE ha perdido casi seis millones de votos: los que van de los 11,28 millones de papeletas de la segunda victoria de Zapatero a los 5,42 millones de la segunda derrota de Sánchez.

Para recuperarlos va a tener que hacer algo mucho más radical que cambiar al secretario general. Porque el problema de fondo del PSOE no es el liderazgo de Sánchez, sino la crisis de identidad de la socialdemocracia desde finales de siglo, que se ha acentuado durante la crisis económica. Es la gran paradoja de la recesión vivida en estos años: una depresión motivada por la desregulación financiera del sistema capitalista ha hecho mucho más daño a la izquierda política que a la derecha. ¿Por qué? Habrá que recordar, por ejemplo, cómo la administración republicana de Bush nacionalizó la banca del país tras la caída de Lehman. Es decir en la cuna del sistema capitalista se aplicaron recetas socialistas para frenar la sangría. Después, muchos gobiernos de izquierda se vieron forzados a aplicar políticas de recortes sociales contrarias a sus planteamientos. Los ciudadanos perdieron las referencias.

En ésas estamos. El espacio político socialista -socialdemócrata, si queremos- se ha comprimido casi hasta el ahogo, apretado por la izquierda y la derecha. La cuestión es mucho más profunda que formar Gobierno con Podemos o dejar gobernar al PP. Es un tema de fondo que no se arregla sólo con el cambio de líder. Tiempo habrá para comprobarlo, pero dudo de que un programa electoral presentado por Susana Díaz difiriera mucho de los de Sánchez. Ése es el verdadero drama del PSOE. Y también de la socialdemocracia europea.

@vicentelozano

domingo, 11 de septiembre de 2016

Bruselas vs. Apple, primer round

La decisión de Bruselas de hacer pagar a Apple 13.000 millones de euros por impuestos no satisfechos en Irlanda abre dos graves problemas políticos en la Unión Europea. Uno es de índole interna y hace relación a la soberanía fiscal de los Estados miembros. La otra tiene que ver con la política exterior, porque la decisión de Bruselas no ha sentado nada bien en Estados Unidos, cuyo departamento del Tesoro ha afirmado que la UE ha actuado "unilateralmente" y ha roto el "espíritu de colaboración".

Ciertamente, Apple no es la primera empresa castigada por haber recibido supuestamente ayudas de Estado, en este caso mediante una fiscalidad privilegiada, según acusa la Comisión. Pero que la presión de Bruselas se ejerza sobre la mayor empresa cotizada del mundo, símbolo de la pujanza empresarial estadounidense, y por una cantidad que es 10 veces mayor a la exigida jamás a ninguna otra empresa, ha dolido en Washington.

El Tesoro estadounidense había criticado a la Comisión por tratar de "imponer recuperaciones de una forma retroactiva, porque eso establece un mal precedente. La Comisión Europea no es una agencia tributaria". La respuesta oficial estadounidense es fuerte y llega en un momento de incertidumbre en las relaciones económicas con la UE. Las negociaciones sobre el tratado de libre comercio (TTIP) están encalladas y desde esta orilla del Atlántico hay cada vez más escépticos sobre el tema. Ayer, el presidente francés, François Hollande, pidió el final "puro, simple y definitivo" de las conversaciones.

Hay que recordar que la investigación sobre Apple se une a las abiertas a Google, otro gigante tecnológico de EEUU, por abuso de posición dominante en sus negocios. Los norteamericanos empiezan a ver como una persecución este afán europeo contra sus compañías punteras.

El otro problema político que aflora el caso Apple es de índole interno. En definitiva, la decisión de la Comisión es un castigo a Irlanda por haber aplicado una política fiscal laxa con algunas multinacionales con el fin de atraer inversiones y crear empleo en el país. El Impuesto de Sociedades en Irlanda es del 12,5%, frente al 25% en España, por ejemplo. En este caso concreto, Bruselas acusa a Dublín de haberse extralimitado -si se puede hablar así- permitiendo que Apple apenas pagara impuestos por su actividad en Europa: un 1% de media sobre sus beneficios anuales entre 2003 y 2014. La diferencia con lo que debería haber cobrado son esos 13.000 millones que Apple debe reembolsar porque Bruselas los considera una ayuda de Estado ilegal.

La paradoja es que el Gobierno irlandés no quiere recuperar ese dinero -aunque supone un 6% del PIB, nada menos- porque considera que la Comisión se está inmiscuyendo ilegitimamente en la legislación tributaria del país. Lo dijo ayer el ministro de Finanzas al anunciar que recurrirá ante la Justicia la decisión de Bruselas para "defender la integridad de nuestro sistema fiscal". Y, sobre todo, pone en riesgo su política económica de atracción de empresas. Abrir ahora un debate sobre la soberanía fiscal de los Estados puede ser peligroso. Tras el Brexit, lo último que la hace falta a la UE son nuevas incertidumbres.

@vicentelozano 

(Publicado en El Mundo el 31 de agosto de 2016)

martes, 9 de agosto de 2016

Desafío yihadista y cortedad de miras


(Publicado en El Mundo el 28 de julio de 2016)

Había pensado escribir esta semana sobre los 30.000 españoles que seguían cobrando una pensión de jubilación a la que no tenían derecho porque sus beneficiarios habían fallecido, quedándose con un dinero que no les correspondía. Es decir, quitándoselo al resto de los ciudadanos.

Me reforzó esta idea conocer que Hacienda ha detectado a través de drones ¡1,7 millones de inmuebles! con datos falseados, por los que los presupuestos de los ayuntamientos dejaban de ingresar más de 1.200 millones de euros: dinero que no se emplea en servicios a los ciudadanos. O que España es el país de la Unión Europea más afectado por la falsificación de bebidas alcohólicas, que hace perder al Tesoro 90 millones en impuestos al año y a las compañías fabricantes casi 300 millones. Merecía la pena hacer una reflexión sobre si hay alguna relación entre la corrupción política y esa cierta podredumbre social a la que no prestamos demasiada atención pero que existe y está más extendida de lo que parece. Aquí está apuntado, aunque la reflexión quede para mejor ocasión.

Necesariamente tenemos que fijarnos en los trágicos y cercanos acontecimientos de estos días. Porque el yihadismo ha trasladado ya definitivamente el campo de batalla a Europa. Como ha afirmado el presidente francés tras el asesinato del sacerdote Jacques Hamel, "el Estado Islámico nos ha declarado la guerra", recalcando aquel "esto es un acto de guerra" con el que calificó los atroces crímenes de París en noviembre de 2015. El terrorismo islamista actúa en Europa desde 2004 y no hay que olvidar que los atentados de Atocha en Madrid siguen siendo los más graves por número de víctimas causados por el yihadismo en el continente. Después fue Londres en 2005 y en 2013. Y desde el ataque a la revista Charlie Hebdó, en París en enero del año pasado, Europa central se ha convertido en un escenario bélico para el IS: tras Francia, llegó Bélgica y, ahora, Alemania.

A los europeos nos preocupa más ahora porque ya tenemos el terrorismo dentro. Pero ha llegado mientras sigue arrasando territorios enteros, tras matar a diestro y siniestro y someter a cientos de miles de personas a sus dictados intransigentes, en Siria, en Irak, en Afganistán, en Mali, en Nigeria, en Sudán del Sur... El martes nos sobrecogíamos con la degollación de Hamel al pie del altar en una iglesia de Normandía, pero el obispo católico de Alepo, por ejemplo, lleva tiempo denunciando que en esa ciudad había 260.000 cristianos -católicos y ortodoxos- antes de empezar la guerra en Siria y hoy no quedan más de 50.000. Muchos han conseguido huir. Otros han sido masacrados.

No creo que ésta sea una guerra de religión. Los terroristas que han cometido los últimos atentados en Europa dicen que matan en nombre de Alá, pero no se comportan como quiere Alá. Se trata de un choque entre unos exaltados que atacan a fuego y cuchillo, literalmente, frente a una inmensa mayoría que intenta defenderse -en Oriente Próximo, en África, en Asia y en Europa- con la ley y el respeto a los derechos humanos. Un conflicto no declarado que ha supuesto ya el mayor número de muertos y de desplazados desde la Segunda Guerra Mundial. El desafío es titánico y exige que los Gobiernos empleen los cinco sentidos durante las veinticuatro horas del día para tratar de superarlo por todos los medios.

Ante este reto por garantizar la libertad y la seguridad de los ciudadanos, qué cortísimos de miras quedan unos líderes políticos que llevan siete meses perdiendo el tiempo, incapaces de formar un Gobierno en nuestro país.

domingo, 19 de junio de 2016

La Filosofía

"Ese día sólo había una pequeña carta en el buzón, y era para Sofía. 'Sofía Amundsen', ponía en el pequeño sobre. 'Camino del Trébol 3'. Eso era todo. Ni siquiera tenía sello. En cuanto hubo cerrado la puerta de la verja, Sofía abrió el sobre. Lo único que encontró fue una notita, tan pequeña como el sobre que la contenía. En la notita ponía: '¿Quién eres?' No ponía nada más. Sólo esas dos palabras escritas a mano con grandes interrogaciones".

Así empieza una maravillosa novelita, El mundo de Sofía, escrita por el noruego Jostein Gaarder en 1991. A Sofía le siguieron llegando cartas con preguntas: "¿De dónde viene el mundo?", "¿Qué fue primero, la gallina o la idea de gallina?", "¿Nace el ser humano ya con alguna idea?"... Y en ese diálogo con la adolescente Sofía, Gaarder se adentra en un ameno curso de Historia de la Filosofía.

He recordado este libro al enterarme de que la Universidad Complutense va a subsumir la Facultad de Filosofía -esa en la que estudiaron y dieron clase Ortega,Zubiri, Marías o García Morente, entre otros...- en la de Filología. Forma parte de un proceso de reestructuración para reducir costes y, como no hay alumnos suficientes, Filosofía pasa a ser secundaria.

Veamos un pequeño estudio de campo. En la Comunidad de Madrid hay erigidas 14 universidades, seis públicas y ocho privadas. Empecemos por las privadas. Sólo una de ellas, la de Comillas, tiene un grado en Filosofía. La Universidad CEU San Pablo cuenta con un grado de Humanidades en el que hay cuatro asignaturas sobre materias filosóficas. En la Udima, existe otro similar con una sola asignatura sobre Filosofía. La otras seis, Alfonso X el Sabio, Camilo José Cela, Europea de Madrid, Antonio de Nebrija y Francisco de Vitoria no tienen ningún estudio de este tipo en sus planes académicos de grado.
En las públicas, la Universidad Carlos III imparte cuatro asignaturas en los cuatro años del grado de Filosofía, Política y Economía. En la de Alcalá hay tres asignaturas de contenido filosófico en su grado de Humanidades y en la Rey Juan Carlos, ninguna. Sólo la Complutense y la Autónoma cuentan con grados completos de Filosofía.

La paulatina desaparición de los estudios filosóficos no es una cuestión secundaria. El desinterés en el grado educativo superior viene porque se ha perdido, quizá irremediablemente, el estudio de la Filosofía en los programas académicos de la enseñanza obligatoria.

Es un tremendo error porque la Filosofía -el amor a la sabiduría en su acepción etimológica- está en la base de todo. Las matemáticas, la física cuántica, la moral o el derecho no se explican en su integridad sin la Filosofía. Por ejemplo, dos y dos son cuatro porque, previamente, esos dos y dos existen y eso es pura Metafísica. Y la dignidad de la persona se basa precisamente en que es persona, un concepto también metafísico. Ni el Big Bang se puede explicar sin la Filosofía.

En esta etapa de la Sociedad del Conocimiento dominada por la tecnología hace más falta que nunca ese sustrato que nos obliga a preguntarnos quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, entre otras cuestiones radicales. Se llama conciencia de nosotros mismos... algo que siempre nos quedará cuando la inteligencia artificial se haya apoderado de casi todo. Aunque quizá ya no lo sepamos.


(Publicado en El Mundo el 16 de junio de 2016)

sábado, 11 de junio de 2016

La falacia del pacto educativo

La educación. Un asunto recurrente cada vez que llegan unas elecciones, porque los políticos se empeñan en no avanzar para conseguir un modelo de enseñanza en España digno de la mayoría de los países de nuestro entorno. Así, una vez más, la imperiosa necesidad del pacto educativo está en boca de los líderes de todas las formaciones pero, también una vez más, la realidad se da de bruces tozudamente con los deseos.

Siempre he dicho que uno de los males de la enseñanza en nuestro país, en todos los niveles, es su excesiva politización. Recuerdo que en los primeros años de la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, durante la Transición, los departamentos se iban formando en función de la tendencia política de sus responsables. Así, se creó la cátedra de Teoría de la Información, de izquierdas, y en paralelo, la de Teoría de la Comunicación, de derechas. Creo que la primera se daba en los cursos pares y la segunda, en los impares. El temario era muy similar en las dos asignaturas, en un caso bajo una perspectiva marxista y en el otro, digamos que liberal. Por supuesto, los profesores se adscribían según sus ideas políticas.

De una forma no tan burda como entonces, y ahora también por endogamia, esos comportamientos se repiten hoy. Así lo explicaba ayer el profesor Enrique Gimbernat en este periódico: «En las oposiciones a puestos de catedrático o de profesor titular, en un 96% de las ocasiones el candidato seleccionado pertenecía al propio Departamento convocante».

¿Por qué creo que va a ser difícil llegar a un gran acuerdo educativo, ya sea en la enseñanza obligatoria como en la universitaria? Lean las noticias sobre el tema de estos últimos días en las webs y en los diarios impresos. Ayer informábamos de que el Gobierno ha apercibido a ocho autonomías y pide explicaciones a otras seis por incumplir la Lomce. Es decir, catorce gobiernos regionales de diecisiete han desobedecido la ley... y de todos los partidos, porque dos de ellos son del PP.

La Lomce es manifiestamente mejorable, pero es la ley educativa vigente y, por tanto, es deber de las autoridades hacer que se cumpla, guardando las competencias autonómicas. No tiene ninguna justificación no hacerlo, pero desde luego es inconcebible esta insumisión en los partidos a cuyos líderes no cesan de hablar del «gran pacto educativo».

Otra información de estos días es la decisión del Gobierno de Cantabria -una coalición entre el Partido Regionalista Cántabro y el PSOE- de cambiar el calendario lectivo y dividir el curso escolar en cinco bimestres con cuatro periodos vacacionales de una semana. No entro a valorar si este modelo es mejor o peor que el vigente, aunque es significativo que haya sido bien recibido por los sindicatos de profesores y mal por las familias. Pero ¿qué necesidad tenía ahora una autonomía de regular al margen del resto de las comunidades y del Gobierno un tema tan importante como el horario escolar? ¿No es esto otra piedra en el camino en la búsqueda de ese acuerdo por la educación?

Hay que situar a los políticos frente a su responsabilidad para que se lo tomen con toda la urgencia que requiere la situación. Estamos inmersos en la Sociedad del Conocimiento. Su desarrollo es la gran ventaja competitiva de un país desarrollado y España está muy retrasada al respecto, aunque despunten ya algunos organismos públicos y privados. Y como las tecnologías avanzan cada vez con más rapidez quedarse en el mismo escalón es retroceder. En román paladino, mantenerse en el turismo y la construcción. Mañana empieza la campaña. Sumen las veces que dirán «pacto educativo».
@vicentelozano

(Publicado en El Mundo el 9 de junio de 2016)

lunes, 16 de mayo de 2016

Una cuestión de libertad


El artículo 27 de la Constitución, dedicado al derecho a la educación, tiene cuatro referencias explícitas a la libertad. Cuatro, por si no quedaba claro. En el punto 1: "Se reconoce la libertad de enseñanza". En el punto 2: "La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y libertades fundamentales". En el punto 3: "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la religión religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones". Y en el punto 6: "Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros docentes, dentro del respeto a los principios constitucionales".

El espíritu constitucional queda, pues, muy claro: en España la educación es un derecho fundamental y por eso la enseñanza básica es gratuita y existe la libertad de elección del modelo que los padres quieren para sus hijos. En este cuadro hay que enmarcar el nacimiento de la enseñanza concertada.
En el inicio de esta etapa constitucional, la red de centros públicos no podía asumir el volumen de alumnos que hubiera dejado la privada y el PSOE ideó este modelo: los centros privados podrían acceder al presupuesto del Estado con su ideario propio a cambio de que admitieran los mismos requisitos legales que los públicos. De esta forma, el Estado se hacía cargo de la enseñanza -y únicamente de la enseñanza- de los alumnos que continuaran en esos colegios que se sumaran al sistema de conciertos. Como efecto colateral, con este sistema se favorecía el punto 3 del artículo 27 de la Carta Magna, puesto que la mayoría de las escuelas privadas que se sumaron a los conciertos fueron centros regentados por instituciones religiosas que habían proliferado en el franquismo. Los conciertos aseguraban que los padres que quisieran enseñanza religiosa -católica en este caso- pudieran pedirla también en el ámbito de la educación básica y gratuita.

Se trata de centros que tienen libertad de gestión y de ideario siempre que se adapten a ciertos condicionantes establecidos por el Estado, como el límite de alumnos por clase, el calendario lectivo o unas reglas para las admisiones similares a las de la enseñanza pública. Financian su oferta educativa con las subvenciones de la Administración y el resto -las actividades extraescolares, por ejemplo- es cubierto por las familias. La ley impone que esos colegios no pueden cobrar nada por la enseñanza y que cualquier pago para sostener el centro debe ser voluntario.

Hoy día existen muchos colegios concertados laicos, creados por cooperativas de padres, de profesores o por empresas educativas privadas, pero en su momento, casi todas las escuelas que se acogieron al sistema de conciertos fueron los de las congregaciones religiosas. Por eso, entre otras razones, la enseñanza concertada ha estado en el punto de mira de sectores que tienen una visión estatalista de la educación. Se preguntan por qué un Estado aconfesional tiene que subvencionar con fondos públicos la enseñanza religiosa, olvidando el espíritu y la letra de la Constitución, como he recordado al inicio de esta columna.

La enseñanza concertada -sea laica, religiosa o mediopensionista- aunque imperfecta, es el modo más práctico que tenemos de cumplir el artículo 27 de la Constitución. Intentar ahogarla reduciendo sus presupuestos o pretender eliminarla como proponen Podemos e IU es atentar contra la libertad de enseñanza que rige en España desde 1978. Es decir, contra el derecho que tienen los padres a elegir la educación -gratuita- que quieren para sus hijos.

@vicentelozano

domingo, 8 de mayo de 2016

La vida viene con cartucheras

No sé si el autor de la campaña de Blanca Suárez para Women'secret ha usado ese programa de edición de ilustraciones que se llama Photoshop. La actriz quiso enseñar, con otra fotografía, que no le hace falta el uso de esa técnica que enmascara imperfecciones. Porque de eso trata esta utilización del Photoshop. De adecuar a la realidad los paradigmas admitidos como aceptables por la sociedad. El mundo de la belleza corporal es el mejor ejemplo: hay que disimular lo que no es perfecto. Se eliminan las arrugas, no hay michelines ni cartucheras, aparecen las tabletas y los brazos musculados... Y se crea una ilusión -"concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos", define la RAE-. Así está montada la cosa... en muchos ámbitos de la vida. Porque existe una especie de Photoshop social que crea una realidad virtual para evadirnos de lo cotidiano cuando lo cotidiano no es todo lo bonito que nos gustaría. La vida viene con cartucheras y sin tableta.

(Publicado en El Mundo el 3 de mayo de 2016)

@vicentelozano

viernes, 29 de abril de 2016

"Yo no fui, la culpa la tuvo el otro"

Se me ocurre una idea para abaratar el coste de la campaña electoral de ¡dos meses! que se nos avecina. Diseñar gifs de cuatro colores -azul, rojo, morado y naranja- con un lema único para todos los partidos: "Yo no fui, la culpa la tuvo el otro". Difundirlos por todos los canales virtuales y ya está. Sin mítines, sin debates.

Este fin de curso político nos pilla muy cansados tras una campaña electoral que empezó el pasado 9 de mayo de 2014 con las elecciones europeas y no ha tenido solución de continuidad. El miércoles terminó una legislatura y ya nos encontramos con las primeras declaraciones preelectorales. De nuevo los candidatos se presentarán a los ciudadanos ¡a partir del próximo 9 de junio! con su "voy a hacer propuestas a los españoles", que a la hora de la verdad volverán a correr el riesgo de quedarse en nada en cuanto se pongan los guantes y suban al cuadrilátero.

Digan lo que digan los partidos, lo que ha quedado claro de estos meses en punto muerto político ante la opinión pública han sido los vetos y las aspiraciones personales. "Yo no me quito porque he ganado", "si hay un gobierno de progreso lo tengo que liderar yo, que soy el primero de las fuerzas progresistas", "te dejo gobernar si yo soy vicepresidente", "apoyo a cambio de que se vaya quien ganó las elecciones"... Y se intentaron alianzas imposibles porque las premisas eran imposibles.

Ésta era la primera ocasión desde la etapa de la Transición en que los españoles obligaban a negociar de verdad a los políticos para formar Gobierno y el fiasco ha sido monumental. Me dirán que en años pasados ha habido Ejecutivos en minoría con apoyos de otros partidos. Pero aquéllo no era una negociación de verdad porque el partido ganador de las elecciones conseguía el visto bueno de un aliado nacionalista a cambio de concesiones legales -la educación, por ejemplo- y transferencias de dinero a esas autonomías.

Ha sido una ocasión perdida porque estábamos en la mejor de las situaciones posibles para llegar a acuerdos de fondo y duraderos sobre los temas clave del país: la educación, el Estado del bienestar, el mercado laboral, el modelo de Estado o el desafío económico y social que representa el cambio tecnológico... Una legislación en estos temas consensuada y con amplio respaldo parlamentario nos hubiera ayudado a dar un gran salto adelante competitivo y no ha sido posible. Y esto hay que ponerlo más en el debe del PSOE que del PP.

Pero no seamos negativos del todo. De las experiencias se aprende. Los partidos saben que los ciudadanos no soportarían otro fracaso como éste y sólo por eso, empezaremos a ver un cambio de actitud entre los líderes para reabrir las puertas que se han cerrado en estos meses. Mantendrán esos enfrentamientos tácticos propios de una campaña electoral, pero variarán su estrategia de fondo.

Ayer, Pedro Sánchez reconoció por primera vez y con toda claridad a Carlos Herrera en la Cope que se equivocó cuando le dijo a Mariano Rajoy que no era un político decente en aquel infausto debate de diciembre que descompuso las relaciones personales entre quien todavía es presidente del Gobierno en funciones y el lider de la oposición.

A lo mejor es una muestra de que algo puede estar cambiando. Si es así y después del 26-J podemos hablar de que en España somos capaces de constituir un Gobierno con amplio respaldo parlamentario y comprometido con las reformasque necesita el país, no todo habrá sido en vano. Habrá merecido la pena pagar la novatada. Soñemos hasta entonces. Después, ya veremos.

(Publicado en El Mundo el 28 de abril de 2016)

@vicentelozano

miércoles, 27 de abril de 2016

Hacer periodismo

Jiang Yilei, 29 años, natural de Shanghai y graduada en la Academia Central de Teatro de Pekín, tiene un blog muy popular en China que distribuye a través de varias redes sociales. Lo firma con el seudónimo Papi Jiang y en él comenta viejas y nuevas costumbres sociales del país. Papi Jiang congrega a 11 millones de fans, sobre todo jóvenes, con cada entrada. La semana pasada subastó en AliBaba el primer anuncio en su blog. Lo ganó la empresa de cosméticos Lily & Beauty, que pagó ¡¡3,4 millones de dólares!! por colocar un vídeo en el blog. Desmesurado si vemos que 30 segundos en la Super Bowl cuestan cinco millones. Nuevos y peligrosos tiempos. ¿Puede la prensa competir ante esto? Sí, si no nos volvemos locos. Papi Jiang ha encontrado su nicho y gana mucho dinero. Como tantos. Perfecto. Pero no hace periodismo. Los medios saldremos de ésta si aprovechamos todos y cada uno de los soportes que proporciona la tecnología para hacer periodismo. Transmutarnos sólo en blogs sería un error.

sábado, 16 de abril de 2016

"¡Es un escándalo, aquí se juega!"

Los papeles de Panamá. El yuyu de estos días en demasiados ambientes políticos, empresariales y sociales. Está la cosa tan mal, tan mal, que lo que en tiempos de Mario Conde y otros pudo ser casi un signo de distinción -sólo los poderosos tienen el privilegio de trabajar con paraísos fiscales- hoy es un estigma social. Y no sólo porque si te pillan puedes ir a la cárcel, sino porque éstos son tiempos de transparencia financiera personal y corporativa.

Bien está si todos hemos aprendido que cumplir con el fisco es una obligación. Aunque a la vez nos indignemos al ver cómo utilizan nuestro dinero los políticos que gobiernan. Es una gota sobre un mar de corrupción, pero se hace muy difícil enfrentarse a la declaración de la renta cuando lees en el periódico noticias como la que publicábamos ayer: «La Junta de Andalucía reconoce que tiene a 1.800 empleados mano sobre mano».

Pero hablábamos de paraísos fiscales. David Cameron, primer ministro británico, es una de las principales figuras políticas que ha salido en los papeles de Panamá. Tuvo inversiones en un fondo offshore. Lo explicó publicando sus declaraciones de la renta. Pidió perdón por no haber actuado con la diligencia debida y... anunció un plan del Gobierno británico contra la evasión fiscal que contempla endurecer la ley para penalizar a las empresas que no vigilen si sus empleados facilitan la elusión.

Buena medida, seguro. Si no fuera porque territorios pertenecientes a la Corona británica como Jersey, las Islas Vírgenes, la Isla de Man o Bermudas son considerados paraísos fiscales por los organismos internacionales y la mayoría de las naciones del mundo. Y no hablemos de Gibraltar, que para vergüenza europea no está en la lista oficial de territorios opacos de la UE. ¿Lo entienden? El Reino Unido quiere castigar a las empresas que faciliten la evasión fiscal... hacia países sobre los que tiene una cierta jurisdicción y en los que permite la evasión fiscal. ¿Cuánto tiempo se tardaría en terminar con estos refugios si Gran Bretaña mostrara una cierta voluntad política para hacerlo y movilizara al resto del mundo para ello?

En la Unión Europea el tema no es tan burdo, pero casi. La Comisión lleva años luchando contra las multinacionales que trabajan en varios países de la UE y eluden el pago de impuestos a través de filiales, contabilizando sus ingresos en aquellos países que tienen los impuestos más bajos. Casualmente, la persecución aumenta con el auge de las actividades en Europa de los gigantes de internet -Google, Apple, Facebook y Amazon-, pero en realidad ese enjuague es usado por compañías de todos los sectores. Según la Comisión, la UE pierde entre 50.000 y 70.000 millones de recaudación al año por este proceder empresarial.

Bruselas anunció el martes que va a exigir a esas multinacionales un striptease fiscal para que hagan público al detalle su actividad, los ingresos que generan en cada país y los impuestos que paga en él. Una inciativa adecuada si se consigue algo. Pero, ¿por qué se permite que algunos estados miembros, como Luxemburgo y la rescatada con dinero de todos Irlanda, utilicen su sistema impositivo para atraer inversiones, haciendo dumping fiscal a los demás? Difícil de entender que la Comisión se queje de un modelo que ella misma mantiene.

En Casablanca hay una de esas escenas eternas del cine. En ella se plasma la hipocresía del poder al tener que dar cuenta de conductas inapropiadas... que el mismo poder ha estado consintiendo. Es la respuesta del capitán Renault cuando Rick Blaine le pregunta por qué cierra su café: «¡Es un escándalo! He descubierto que aquí se juega». Pues eso.

(Publicado en El Mundo el 14 de abril de 2016)

@vicentelozano

domingo, 3 de abril de 2016

No sufran, es imposible ahorrar 24.000 millones


Tras conocerse la grave desviación del déficit público en 2015, todas las miradas se han puesto en el próximo Gobierno y su margen de acción para reorientar las cuentas públicas. Rajoy y Montoro dejan un pufo de 24.000 millones de euros que habría que eliminar este año si queremos, por primera vez en la historia reciente, cumplir los compromisos pactados con Bruselas, es decir, dejar el déficit en el 2,8% al final de este ejercicio.

Pero no se preocupen porque eso es prácticamente imposible, a no ser que el próximo Ejecutivo deje ya en la raspa a los españoles. Veamos algún ejemplo.

¿Se acuerdan de aquel histórico 12 de mayo de 2010 en el que el presidente Zapatero se cayó del caballo socialdemócrata? Ese día, el líder socialista, después de haber hablado con dirigentes de todo el mundo, y ante la gravísima situación económica, anunció medidas drásticas para reducir el gasto de forma inmediata. Éstas fueron algunas:

1. Reducción del 5% de las nóminas de los funcionarios en 2010 y congelación para 2011.Afectó a 2,5 millones de españoles y el ahorro estimado era de 4.000 millones de euros.

2.Se suspendió para 2011 la revalorización de las pensiones. Afectó a unos 8,6 millones de españoles. El ahorro era de 1.500 millones.

3.Eliminación del recién creado cheque-bebé. Otros 1.500 millones de euros

4. Recorte de 600 millones en Ayuda oficial al Desarrollo y de 6.045 millones en inversión pública industrial.

5.Reducción de otros 1.500 millones en transferencias a las comunidades autónomas y los ayuntamientos.

6. Se eliminó la retroactividad en el cobro de las prestaciones por dependencia. Sin cuantificar.

Si suman todo este paquete de medidas, como ven, ambicioso, y que a la postre le costó al año siguiente las elecciones al PSOE, el recorte de gasto previsto era de ¡15.000 millones de euros! en planes que tenían dos años de vigencia.

Hoy, para cumplir, el Gobierno que llegue -si es que llega...- debería buscarse las mañas para reducir el déficit, como decimos, en 24.000 millones: 9.000 más que entonces y en sólo seis meses, suponiendo que se formara ya un Ejecutivo con capacidad de actuación. Si tenemos en cuenta que por el lado de los ingresos hay poco margen, ¿qué plan de recortes debería preparar para conseguirlo? Imposible, como ven, por mucha tijera que blandiera el sucesor de Montoro. Bruselas tendrá que seguir haciendo excepciones.

Por eso, el Banco de España prevé un déficit del 4,4% para este año, sólo ocho décimas por debajo del registrado en 2015.

@vicentelozano

domingo, 6 de marzo de 2016

Conducir sin conductor


Google anunciaba hace unos días que el vehículo autónomo -sin conductor- que está probando ha tenido su primer accidente por su culpa. Circulaba a 5 km/h y chocó contra un autobús que hizo una maniobra no prevista por el ordenador del coche. Es un éxito si tenemos en cuenta que el coche de Google ha recorrido ya más de tres millones de kilómetros sin causar ningún incidente. Es un porcentaje mucho más bajo que el de cualquier conductor humano, pero esa primera colisión ha sido muy comentada. El 90% de los accidentes de tráfico son causados por fallos humanos, con lo que si sólo circularan vehículos robot se podría reducir casi a cero la siniestralidad, ya que se programan para cumplir las reglas a rajatabla. Las firmas dicen que en sólo cuatro años podría circular coches autónomos si las autoridades lo permiten. En ese momento, como decía el miércoles Financial Times, ¿preferiría encontrarse con un coche autónomo que siempre cumple las normas de tráfico o con un vehículo conducido por quien a la vez habla por su móvil? En cuatro años...


(Publicado en El Mundo el 2 de marzo de 2016)

"¿Reformas? Se acabaron en 2013"



Uno de los primeros pasos que tendrá que dar el próximo Gobierno es presentarse en la Comisión para convalidar su programa económico. Afortunadamente, España tiene los Presupuestos de 2016 aprobados, pero estos incluyen un objetivo de déficit público que ya se sabe que no se va a alcanzar. Así, el ministro de Economía que ocupe en unas semanas el despacho del Ministerio tendrá que negociar un objetivo más laxo. Y esta petición se sumará a que tampoco en 2015 el Gobierno del PP ha sido capaz de cumplir con lo pactado por Bruselas, porque el año pasado el déficit se fue por encima del 4,5% cuando debía rebajarlo al 4,2%.

En realidad, el PP no ha cumplido con sus compromisos ni un solo año de los que ha gobernado. Aunque es cierto que pasarse en el déficit se consideraba muy grave cuando se trataba de ajustar la economía en plena recesión, mientras que ahora que crecemos con fuerza hay mucha más complacencia por parte de Bruselas… y del propio Gobierno.

La cuestión es, pues, qué clima vamos a encontrar en Bruselas cuando España presente sus planes económicos. Y no parece que vaya ser el mejor de los posibles. Lo recordaba el miércoles Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión: “La situación política no libera a un país de sus obligaciones fiscales”. En abril, España tiene que enviar sus cuentas a Bruselas, como siempre, y en ellas deberá contemplar el ajuste adicional por la desviación del déficit de este año, que puede ascender a 9.000 millones de euros.

Aunque es cierto que la economía española es ahora la que más crece entre los grandes países del euro, en la Comisión se piensa que si un Gobierno amigo de la estabilidad presupuestaria y con mayoría absoluta ha sido incapaz de llegar a los objetivos pactados previamente, el Ejecutivo que llegue pondrá mucho peor las cosas.


Ni que decir tiene que los 96.000 millones en cuatro años que propone Podemos no están ni en el más remoto de los pensamientos de los políticos de Bruselas, pero tampoco gusta que todos los partidos que pueden estar implicados en la formación de un nuevo Gobierno -PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos-, tengan como una de sus primeras intenciones solicitar de la Comisión una flexibilización de los objetivos de déficit para, en el mejor de los casos, retrasar un año -hasta 2017- llegar hasta la meta ideal del 3%, como se lee en el Acuerdo firmado entre el PSOE y Ciudadanos. También en el documento que el PP presentó al resto de partidos para negociar se habla de “cumplir con la senda de estabilidad presupuestaria acordada con la UE, pero haciendo uso de la flexibilidad que permite la normativa europea”.

¿Cómo negociar con Bruselas esa flexibilización de los objetivos de déficit? Hay dos caminos: ofrecer a la Comisión más ajustes o proponerle nuevas reformas. No es aventurado pensar que el Gobierno que se forme en las próximas semanas -esperemos que sean semanas- no va a estar por la labor de incluir más recortes en sus Presupuestos, por lo que habrá que fiarlo todo a las reformas… y aquí está el gran escollo que ve Bruselas. Porque cuando preguntas en la Comisión sobre las reformas realizadas por el Ejecutivo de Rajoy, lo que responden es que “se dejaron de hacer en 2013”. Y tiene toda la razón.

El planteamiento en los despachos de Bruselas es similar al que se hacen con el déficit. Si un Gobierno reformista -”el más reformista de la historia”, ha llegado a decir Rajoy-, con mayoría absoluta en el Parlamento y con el control de la mayoría de las CCAA y de los principales ayuntamientos se ha dejado en el tintero reformas clave, ¿las va a poner en marcha un Ejecutivo que va a necesitar siempre poner de acuerdo al menos a tres partidos para sacar las leyes más conflictivas?

Un ejemplo. ¿Podrá Pedro Sánchez derogar la misma reforma laboral que es alabada por la Comisión Europea porque ha sido capaz de crear 450.000 puestos de trabajo en un año? Muy difícil si, además, la reducción del altísimo nivel de paro sigue siendo la principal exigencia europea hacia España. Cabe preguntarse para qué tanta negociación interna en los temas económicos entre los partidos que servirán para poco si no reciben el visto bueno de Bruselas. Que se lo digan si no a Alexis Tsipras.

@vicentelozano

(Publicado en El Mundo el 5 de marzo de 2016)

domingo, 28 de febrero de 2016

Facebook es... lo que somos


Alguien ha dicho estos días, con motivo de su fallecimiento, que Umberto Eco ha sido el último renacentista. Es posible. Y como pensador y observador del comportamiento humano, en estos últimos años habló mucho de internet y de las redes sociales, un fenómeno sociológico todavía poco explorado.

Le escuché comentar en concreto sobre las redes en el discurso de agradecimiento tras la concesión del doctorado honoris causa en Comunicación y Cultura de los Medios por la Università degli Studi de Turín, el 12 de junio del año pasado. «Las redes sociales, dijo, han generado una invasión de imbéciles; dan derecho a hablar a legiones de idiotas que antes lo hacían sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad, y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios». Tras alabar, es cierto, el potencial de internet, añadía que su drama es que «ha promovido al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad».

No sé si Eco exageraba a propósito buscando ese efecto de provocación que a veces pretenden los sabios -efecto que sólo queda bien en ellos y nunca en los mortales comunes, que se arriesgan a hacer el ridículo cuando lo intentan- o, por el contrario, realmente no entendió la esencia de internet y, como consecuencia, esas prolongaciones que son las redes sociales. Porque conceder a todos, también al necio, la posibilidad de comunicarse de forma masiva es precisamente una de las características principales de internet.

La Red ha democratizado el acceso a la comunicación en un aspecto clave: ha convertido a cada ciudadano en un emisor de contenidos. La radio y la televisión también son para todos, desde luego, pero apenas permiten la respuesta de los individuos y, mucho menos, la interacción personal o social entre ellos. Si Facebook cuenta con 1.700 millones de perfiles registrados en todo el mundo y más de mil millones de personas se conectan a diario para escribir, ver y escuchar en sus muros; si Twitter tiene 300 millones de usuarios, aunque haya perdido un par de ellos en el último trimestre; si Instagram ya suma 400 millones y continúa creciendo, es porque las redes sociales no son para las minorías, como sí lo han sido tantas manifestaciones culturales a lo largo de la historia.

A partir de aquí es fácil deducir que Twitter, Facebook y las demás aplicaciones son el mejor otero para observar la sociedad que ha existido nunca en la historia.Si a esto se añade que toda esa información que circula libremente, o buena parte de ella, puede ser procesada, tenemos preparada una auténtica revolución social en el mundo de la comunicación, con implicaciones claras en cualquier sector de actividad.

Volviendo a Eco, si las redes sociales generan una «invasión de imbéciles», no son más que los mismos «imbéciles» que estamos en la sociedad, porque no hay más. Es positivo que el «tonto del pueblo» tenga la misma capacidad de comunicarse que el «portador de la verdad». No somos tan «necios» como para no distinguir al uno del otro. Además, en esta sociedad que duda permanentemente, ¿cómo se decide quién es el «portador de la verdad»?

Las redes sociales son los lectores de periódicos, los oyentes de radio, los espectadores de televisión y el resto de individuos porque ellos son los que nutren Facebook, Twitter, Linkedin, Instagram, Snapchat y demás con sus comentarios, intereses, aficiones, trabajos o deseos. Las redes sociales son… lo que somos. Aunque a veces, como quizá le pasaba a Umberto Eco, no nos guste reconocerlo.

(Publicado en El Mundo el 25 febrero de 2016)

@vicentelozano

lunes, 22 de febrero de 2016

Podemos, claro y contundente

Hay que reconocer que a Pablo Iglesias y al resto de los líderes de Podemos se les entiende casi todo. Lo vemos en la propuesta formulada al PSOE para investir a Pedro Sánchez y formar un Ejecutivo estable. Iglesias no se anda con paños calientes. No sugiere. Marca su territorio: «Quiero la vicepresidencia y, con IU, más ministerios que el PSOE porque tenemos más votos».

Con la misma contundencia, aunque algo más escondido, Podemos plasma en el documento 'Un país para la gente' que ha presentado a las fuerzas políticas su intención, no ya de reformar la Constitución, sino de refundar el modelo de Estado que emergió en 1978, tal y como ha manifestado el partido desde sus inicios como movimiento. Es de agradecer esa transparencia que, al menos, hace que seamos conscientes de lo que Podemos quiere hacer de este país si algún día lo gobierna.

Algunos ejemplos. Una de las constantes del documento es la referencia a la «democracia directa», a la «vía popular», para cambiar las cosas. El texto más claro es el que se refiere a la propia reforma constitucional. Como legalmente se necesita el concurso del PP para cualquier modificación, Podemos considera que «cabría activar la vía popular (...); es decir existen derechos y garantías democráticas previstos en la Constitución española que permiten convocar un referéndum para iniciar el proceso». En definitiva, Podemos prevé saltarse a la torera el Congreso, sede de la soberanía popular..., invocando esa misma soberanía popular. Las referencias a la participación directa de los ciudadanos son constantes. En otro punto se lee que un «gobierno del cambio debe otorgar un papel directo a la ciudadanía en su derecho de participación en los asuntos públicos frente al poder económico». Otro caso: Podemos propone un Consejo Asesor Anticorrupción, dependiente de la Vicepresidencia de Iglesias, conformado por «movimientos asociativos civiles y personalidades de reconocido prestigio en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado». Piensen en la composición de ese consejo.

La preeminencia de lo público sobre lo privado y la necesidad de renacionalizar actividades económicas también quedan plasmadas con nitidez en el documento. Así, «el suministro energético recuperará su carácter de servicio público». En el campo de las telecomunicaciones propone «garantizar la coinversión pública en la infraestructura de fibra óptica y redes móviles que hasta ahora han sido impulsadas por empresas privadas y que han convertido estas infraestructuras fundamentales en bienes de titularidad exclusivamente privada». Atención, Telefónica. Y la educación concertada «seguirá financiándose con recursos públicos sólo en los casos en que sea necesario por insuficiencia de la oferta de la red» pública, olvidando así el artículo 27 de la Constitución.

Otro punto clave del documento de Podemos es la referencia a un nuevo modelo territorial que nada tiene que ver con el establecido en 1978. Podemos va mucho más allá de la cuestión catalana y considera necesaria «la aceptación del derecho a decidir en aquellas naciones que lo hayan planteado con especial intensidad».Añade que se «debe entender España como país de países» y pide una revisión de los contenidos educativos en materia de Historia y Ciencias Sociales que lleve a «superar la visión homogeneizadora de la historia de España». El documento reclama «la búsqueda de un nuevo encaje para todas las naciones, comunidades políticas y territorios (...), un proceso que debe partir del reconocimiento previo y específico de las diversas realidades nacionales». Todo está muy clarito. Nadie se puede llamar a engaño.

@vicentelozano (Publicado en El Mundo el 18 de marzo de 2016)

sábado, 16 de enero de 2016

El papel de la prensa

Han coincidido esta semana los inicios de las vistas orales de dos casos judiciales paradigmáticos en los últimos años, el 'caso Nóos' por el que se juzga a la Infanta Cristina y a su marido Iñaki Urdangarin, entre otros acusados, por diversos delitos, y el 'caso Madrid Arena', que determinará la responsabilidad de Miguel Ángel Flores y otros en la muerte de cinco jóvenes durante una avalancha humana en la fiesta de Halloween de 2012. También esta semana hemos conocido que la Audiencia Nacional ha enviado a juicio a 27 personas implicadas en el 'caso Gürtel', entre ellas a los cabecillas de la trama y a tres ex 'consellers' de Francisco Camps. Y en estos días está en ebullición la cuestión catalana, en la que siempre aletea de fondo la corrupción de la familia Pujol.

En todos estos casos, la prensa -EL MUNDO en particular- ha jugado un papel determinante ante la opinión pública, hasta el punto de que sin las investigaciones periodísticas -de este diario o de otros colegas- probablemente algunos de estos procesos no hubieran llevado el rumbo que han tenido. Como 'Nóos' o 'los Pujol', tenemos a Bárcenas, 'Gürtel', 'Púnica', los 'ERE' de Andalucía, el fraude de los cursos de formación... todos grandes episodios de corrupción en nuestro país que han sido destapados por la prensa o que gracias a la labor de los medios ha llegado hasta los ciudadanos el transcurrir de las investigaciones judiciales con pelos y señales. Su difusión a la opinión pública ha ayudado -ayuda, como estamos viendo estos días con el diputado 'popular' Pedro Gómez de la Serna y el ex embajador Gustavo de Arístegui, investigados ya por la Justicia tras una información de ELMUNDO- a que el trabajo de los fiscales y de los jueces ni pasen desapercibidos ni caigan en el olvido. Y, no hay que olvidarlo, han sido éste y otros diarios impresos los que han llevado la voz cantante en la denuncia de la corrupción de los políticos. La democracia española, la limpieza del sistema, debe mucho a los medios de comunicación por las denuncias de estos años.

Unos años en los que la prensa ha vivido -vive todavía- la mayor crisis de su historia. El Anuario de la Profesión Periodística que edita cada año la Asociación de la Prensa de Madrid recoge cifras apabullantes, como que entre 2008 y 2014 han desaparecido 12.000 puestos de trabajo de periodistas en España, la tercera parte del total. Concretamente, los diarios, han visto reducida su facturación de 2.200 millones de euros en 2008 a 1.500 millones en 2014, fruto, además de la caída de la publicidad, de que en los últimos 10 años, la mitad de los españoles entre 14 y 34 años y la cuarta parte de los que tienen entre 33 y 44 años han dejado de leer diarios. Sobre todo porque han encontrado otros medios para informarse, todos ellos gratuitos, como la radio, la televisión y la inmensa mayoría de las webs informativas.

A pesar de todo ello, repito, la prensa ha continuado ejerciendo su labor de control del poder y sobrevivirá mientras continúe haciéndola. Claro que está en cuestión el modelo de negocio porque las empresas periodísticas tienen que buscar nuevas formas de conseguir ingresos, pero se encuentre la solución que se encuentre para ello, nunca podrá abandonar esa función de contrapoder, que es su razón de ser. Ahora que muchos consideran que empieza la legislatura de la regeneración, los políticos tienen que seguir sintiendo en su cogote el aliento de los medios. Es lo mejor que puede ofrecer para que los ciudadanos continúen confiando en el periodismo, sea en papel o en la página web.


(Publicado en El Mundo el 14 de enero de 2016)