martes, 27 de abril de 2010

Primero de mayo con 4,6 millones de parados, ¿dónde están los sindicatos?

"¿Tú crees que los sindicatos se dedican sólo a defender a los trabajadores con empleo fijo y pasan de los parados?", me preguntó un amigo la semana pasada. Me pensé poco la respuesta. "Desde luego, si no es así hacen muchos esfuerzos para que lo parezca".
¿Por qué? Porque su negativa a aceptar cualquier propuesta de flexibilización del mercado laboral está retrasando el inicio de la recuperación del empleo en España. Bajo la consigna de no perder ningún derecho social, los sindicatos están consiguiendo que miles de personas, sobre todo jóvenes no puedan ejercer el derecho básico a trabajar.

Me lo ha demostrado esta mañana el secretario general de UGT, Cándido Méndez en unas declaraciones radiofónicas. A ser preguntado sobre la tasa de paro del primer trimestre, que superaría el 20% de la población activa, y las medidas que adoptaría para paliar esta situación, su respuesta ha sido. Lo primero, mantener y en algunos casos aumentar las prestaciones y subsidios por desempleo. Lo segundo, no eliminar los incentivos fiscales que están ayudando a generar empleo. Lo tercero, no empeñarse en reducir el déficit público tan rápidamente como quiere el Gobierno.

No ha hablado para nada de cambios para hacer más ágil la contratación, de modificaciones en un sistema de negociación colectiva nefasto, de medidas concretas para facilitar el acceso de los jóvenes al mercado laboral, de apoyar al Gobierno y a los empresarios en el tránsito hacia una economía basada en los sectores de futuro...

Las propuestas de Méndez van en la dirección contraria a la que piden los organismos nacionales -el Banco de España- e internacionales -BCE. FMI. Comisión Europea- a la economía española y lo único que conseguirán es más déficit, más deuda y, por lo tanto, más dificultades para salir de la recesión y más paro. Hoy mismo, el Banco Central Europeo ha vuelto a advertir a España sobre el excesivo déficit. El vicepresidente Lucas Papademos ha señalado como "imperativa" la necesidad de ajustar el déficit público al 3% del PIB lo antes posible. Méndez dice que esa reducción, que el Gobierno quiere alcanzar en 2013, debería retrasarse hasta 2020. ¿Lo entienden?

Decía ayer Stephen Hawkings que si vinieran extraterrestres a este mundo lo mejor sería no hacerles caso ni entablar relaciones con ellos. A veces pienso que los extraterrestres están más cerca de lo que se cree y algunos son sindicalistas. Desde luego, parecen de otro planeta.

jueves, 15 de abril de 2010

Veinte cajas en dos años, pero distintas


Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, ha comentado que en España quedarán unas veinte cajas cuando pase la crisis, menos de la mitad de las 45 actuales. Se supone que la suya será una de las que sobrevivan.

La verdad es que esa reducción no va a ser traumática porque llevará a cabo mediante fusiones pactadas, muchas de las cuales están ya en marcha, y este proceso será positivo para el mercado crediticio español, que necesita una reducción de la capacidad instalada.

Pero la raíz del problema de las cajas de ahorros en España no está en su número, sino en su naturaleza jurídica. Mientras no sepa claramente quiénes son los dueños de las cajas, mientras no se separe a los políticos de los organismos de gestión, mientras no se proponga una nueva forma de captación de recursos propios, las cajas de ahorros se mantendrán bailando sobre un alambre cimbreante.

La solución de las cajas de ahorros pasa por su desaparición. Es decir, por su conversión en otro tipo de entidades acordes a estos tiempos financieros que corren y cada vez tengo más claro que la solución final será su paso a sociedades anónimas porque la experiencia muestra que cualquier 'mix' -modelo noruego, italiano- no tiene buen final.

La CECA, organización que agrupa a las cajas de ahorros, y los sindicatos ya se han manifestado a favor de un cambio jurídico, aunque todavía no han llegado tan lejos. Financial Times decía esta semana que la guerra del pasivo desatada por los grandes bancos españoles puede llevar a la ruina a muchas cajas porque no van a tener capacidad de competir. Esa es la primera razón por la que ahora se necesita el cambio.

La totalitaria Aído y el perverso sexual Cervantes


Cuando la ideología prima sobre cualquier otra cuestión se caerá sin remisión en el totalitarismo. Así ha ocurrido siempre en la historia. No sé si esto lo comprenderá Bibiana Aído, pero mucho de lo que sale de su ministerio rezuma de tal carga ideológica que produce un poquito de miedo.

Lo último que ha llamado la atención es su intención, apoyada por el Instituto de la Mujer y UGT de retirar algunos cuentos clásicos de las bibliotecas de los colegios, como Blancanieves o Cenicienta, porque "casi todas las historias colocan a las mujeres y a las niñas en una situación pasiva en la que el protagonista, generalmente masculino, tiene que realizar diversas actividades para salvarla". El documento en cuestión, que se enmarca dentro de la campaña 'Educando en igualdad' tiene como objetivo fomentar la ídem entre niños y niñas y prevenir la violencia doméstica.

No sé si después de Cenicienta querrá cargarse a Don Quijote por su interés en honrar a Dulcinea; al canónigo Fermín de Pas que intenta aprovecharse de la débil Ana Ozores o a las cinco hermanas casaderas de la familia Bennet que sólo viven -menos una- para buscar un marido rico y educado que las haga felices. E imponer multas a los que lean esas novelas que incitan a la violencia contra la mujer. ¿En qué estarían pensando los perversos Cervantes, Clarín y Jane Austen cuando las escribieron?

Sería para no parar de reír si no llevara consigo la brutal carga de adoctrinamiento que acarrea. No les importa reescribir la historia, borrar del mapa buena parte del acervo cultural -¿les suena a quema de libros?- o 'redireccionar' a la parte de la sociedad que no piensa como ellos. Es lo más parecido al totalitarismo. Mejor, es totalitarismo puro y duro.

¿Ha llegado el momento de empezar a gastar?

Muchos españoles acabamos de regresar al trabajo tras unos días de descanso. Hemos viajado a la montaña, a la playa, a la ciudad o pueblo de origen o al extranjero y, como consecuencia, hemos realizado un gasto extraordinario.

En breve comenzarán a llegar estadísticas y datos -ocupación hotelera, consumo de gasolina, viajes en tren o en avión, pernoctaciones en casas rurales,...- que ayudarán a hacernos una idea sobre el grado de la 'alegría' económica que hemos manifestado los españoles en estos días.

Pero antes, con el primer trimestre de 2010 ya vencido, me gustaría proponer un debate sobre si ha llegado el momento de empezar a aflojar el cinturón que las familias tienen apretado. Hoy hemos conocido que la tasa de ahorro de las familias se situó en el 24,7% de la renta disponible al finalizar el año pasado, la cifra más alta desde que se empezó a confeccionar esta estadística. Este dato muestra que hace tres meses todavía no nos fiábamos de lo que iba a llegar en materia económica.

Los analistas dicen que el desplome del consumo privado en 2009, -casi del 5%, la mayor con diferencia entre los países de nuestro entorno- es la principal causa que explica la profundidad de la recesión y la magnitud del paro en España. Ha sido tan brutal esa caída que las constantes inyecciones de dinero público -planes de financiación a los ayuntamientos, de ayuda a la compra de automóviles, incremento de los subsidios a los parados,...- se han mostrado incapaces de tomar el relevo con la fuerza suficiente para asegurar las ventas de las empresas y, por lo tanto, el mantenimiento de los puestos de trabajo.

Es lógico pensar pues el consumo privado debería el principal punto de apoyo de la recuperación económica. Y, si la economía se mueve a golpe de expectativas, ¿considera que la situación económica hoy es muy distinta de la de hace un año?; ¿piensa que ya puede permitirse los gastos que llevaba meses retrasando a la espera de un mejor momento? Si está en el paro, ¿nota que se empieza a mover el mercado de trabajo y puede encontrar un empleo en breve?; si está trabajando ¿es más seguro el futuro de su empresa y su puesto en la misma que antes?

Si la mayoría de los españoles contesta que sí, podremos empezar a hablar de final de la crisis.