domingo, 19 de junio de 2016

La Filosofía

"Ese día sólo había una pequeña carta en el buzón, y era para Sofía. 'Sofía Amundsen', ponía en el pequeño sobre. 'Camino del Trébol 3'. Eso era todo. Ni siquiera tenía sello. En cuanto hubo cerrado la puerta de la verja, Sofía abrió el sobre. Lo único que encontró fue una notita, tan pequeña como el sobre que la contenía. En la notita ponía: '¿Quién eres?' No ponía nada más. Sólo esas dos palabras escritas a mano con grandes interrogaciones".

Así empieza una maravillosa novelita, El mundo de Sofía, escrita por el noruego Jostein Gaarder en 1991. A Sofía le siguieron llegando cartas con preguntas: "¿De dónde viene el mundo?", "¿Qué fue primero, la gallina o la idea de gallina?", "¿Nace el ser humano ya con alguna idea?"... Y en ese diálogo con la adolescente Sofía, Gaarder se adentra en un ameno curso de Historia de la Filosofía.

He recordado este libro al enterarme de que la Universidad Complutense va a subsumir la Facultad de Filosofía -esa en la que estudiaron y dieron clase Ortega,Zubiri, Marías o García Morente, entre otros...- en la de Filología. Forma parte de un proceso de reestructuración para reducir costes y, como no hay alumnos suficientes, Filosofía pasa a ser secundaria.

Veamos un pequeño estudio de campo. En la Comunidad de Madrid hay erigidas 14 universidades, seis públicas y ocho privadas. Empecemos por las privadas. Sólo una de ellas, la de Comillas, tiene un grado en Filosofía. La Universidad CEU San Pablo cuenta con un grado de Humanidades en el que hay cuatro asignaturas sobre materias filosóficas. En la Udima, existe otro similar con una sola asignatura sobre Filosofía. La otras seis, Alfonso X el Sabio, Camilo José Cela, Europea de Madrid, Antonio de Nebrija y Francisco de Vitoria no tienen ningún estudio de este tipo en sus planes académicos de grado.
En las públicas, la Universidad Carlos III imparte cuatro asignaturas en los cuatro años del grado de Filosofía, Política y Economía. En la de Alcalá hay tres asignaturas de contenido filosófico en su grado de Humanidades y en la Rey Juan Carlos, ninguna. Sólo la Complutense y la Autónoma cuentan con grados completos de Filosofía.

La paulatina desaparición de los estudios filosóficos no es una cuestión secundaria. El desinterés en el grado educativo superior viene porque se ha perdido, quizá irremediablemente, el estudio de la Filosofía en los programas académicos de la enseñanza obligatoria.

Es un tremendo error porque la Filosofía -el amor a la sabiduría en su acepción etimológica- está en la base de todo. Las matemáticas, la física cuántica, la moral o el derecho no se explican en su integridad sin la Filosofía. Por ejemplo, dos y dos son cuatro porque, previamente, esos dos y dos existen y eso es pura Metafísica. Y la dignidad de la persona se basa precisamente en que es persona, un concepto también metafísico. Ni el Big Bang se puede explicar sin la Filosofía.

En esta etapa de la Sociedad del Conocimiento dominada por la tecnología hace más falta que nunca ese sustrato que nos obliga a preguntarnos quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, entre otras cuestiones radicales. Se llama conciencia de nosotros mismos... algo que siempre nos quedará cuando la inteligencia artificial se haya apoderado de casi todo. Aunque quizá ya no lo sepamos.


(Publicado en El Mundo el 16 de junio de 2016)

sábado, 11 de junio de 2016

La falacia del pacto educativo

La educación. Un asunto recurrente cada vez que llegan unas elecciones, porque los políticos se empeñan en no avanzar para conseguir un modelo de enseñanza en España digno de la mayoría de los países de nuestro entorno. Así, una vez más, la imperiosa necesidad del pacto educativo está en boca de los líderes de todas las formaciones pero, también una vez más, la realidad se da de bruces tozudamente con los deseos.

Siempre he dicho que uno de los males de la enseñanza en nuestro país, en todos los niveles, es su excesiva politización. Recuerdo que en los primeros años de la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, durante la Transición, los departamentos se iban formando en función de la tendencia política de sus responsables. Así, se creó la cátedra de Teoría de la Información, de izquierdas, y en paralelo, la de Teoría de la Comunicación, de derechas. Creo que la primera se daba en los cursos pares y la segunda, en los impares. El temario era muy similar en las dos asignaturas, en un caso bajo una perspectiva marxista y en el otro, digamos que liberal. Por supuesto, los profesores se adscribían según sus ideas políticas.

De una forma no tan burda como entonces, y ahora también por endogamia, esos comportamientos se repiten hoy. Así lo explicaba ayer el profesor Enrique Gimbernat en este periódico: «En las oposiciones a puestos de catedrático o de profesor titular, en un 96% de las ocasiones el candidato seleccionado pertenecía al propio Departamento convocante».

¿Por qué creo que va a ser difícil llegar a un gran acuerdo educativo, ya sea en la enseñanza obligatoria como en la universitaria? Lean las noticias sobre el tema de estos últimos días en las webs y en los diarios impresos. Ayer informábamos de que el Gobierno ha apercibido a ocho autonomías y pide explicaciones a otras seis por incumplir la Lomce. Es decir, catorce gobiernos regionales de diecisiete han desobedecido la ley... y de todos los partidos, porque dos de ellos son del PP.

La Lomce es manifiestamente mejorable, pero es la ley educativa vigente y, por tanto, es deber de las autoridades hacer que se cumpla, guardando las competencias autonómicas. No tiene ninguna justificación no hacerlo, pero desde luego es inconcebible esta insumisión en los partidos a cuyos líderes no cesan de hablar del «gran pacto educativo».

Otra información de estos días es la decisión del Gobierno de Cantabria -una coalición entre el Partido Regionalista Cántabro y el PSOE- de cambiar el calendario lectivo y dividir el curso escolar en cinco bimestres con cuatro periodos vacacionales de una semana. No entro a valorar si este modelo es mejor o peor que el vigente, aunque es significativo que haya sido bien recibido por los sindicatos de profesores y mal por las familias. Pero ¿qué necesidad tenía ahora una autonomía de regular al margen del resto de las comunidades y del Gobierno un tema tan importante como el horario escolar? ¿No es esto otra piedra en el camino en la búsqueda de ese acuerdo por la educación?

Hay que situar a los políticos frente a su responsabilidad para que se lo tomen con toda la urgencia que requiere la situación. Estamos inmersos en la Sociedad del Conocimiento. Su desarrollo es la gran ventaja competitiva de un país desarrollado y España está muy retrasada al respecto, aunque despunten ya algunos organismos públicos y privados. Y como las tecnologías avanzan cada vez con más rapidez quedarse en el mismo escalón es retroceder. En román paladino, mantenerse en el turismo y la construcción. Mañana empieza la campaña. Sumen las veces que dirán «pacto educativo».
@vicentelozano

(Publicado en El Mundo el 9 de junio de 2016)