domingo, 22 de diciembre de 2019

Tics autoritarios en el Gobierno con el periodismo

Es cierto que la prensa -y el periodismo- no pasa por su mejor momento. Es cierto que hay una crisis de lectores y de publicidad que desestabilizan las cuentas de las empresas periodísticas y provocan una cierta precariedad en el ejercicio de la profesión. Es cierto que internet y sus nuevos canales de comunicación perjudican al oficio periodístico al colocar casi al mismo nivel a piratas pagados que a profesionales que intentan ejercer su profesión con ese sentido ético que da saber que estás sirviendo a la sociedad como depositario del ejercicio de un derecho fundamental -no se rían, los hay-.
Pero esos no son motivos suficiente para que desde el poder se nos fustigue, como si no tuviéramos derecho a nada. Ya lo hacen con fruición los ciudadanos desde las redes sociales cada vez que nos equivocamos, o creen que nos hemos equivocado, aunque no nos hayamos equivocado.
Porque fustigarnos es lo que hizo el secretario de Estado de Comunicación, el periodista Miguel Ángel Oliver, en su intervención en la jornada sobre ética y periodismo organizada por KPMG la semana pasada. Fue una bronquilla más que un discurso. Nos llamó -bueno, en principio solo a los colegas que siguen al presidente- “tertulianos” y me quedó la duda si el desprecio para éstos o para los periodistas. Pero, sobre todo, se quejó de que los periodistas quisieran hacer más de dos preguntas por intervención al presidente del Gobierno, algo que Oliver tomó con una provocación: “¿Alguien puede imaginar esas intervenciones sin un límite, como una sucesión interminable de cuestiones?”. Entre dos y una “sucesión interminable” de preguntas hay un justo medio que es lo que pedían los compañeros.
Lo grave es que el tema de las preguntas no es más que el síntoma de una forma de ver el periodismo muy peligrosa: la de creer que está al servicio del poder. Por eso me chocó más que Oliver se asombrara, como dijo, de que los periodistas nos estuviéramos “convirtiendo en fiscales que reconvenimos a los políticos”. (Reconvenir (DRAE: reprender a alguien por lo que ha hecho o dicho) ¡Si eso es precisamente lo que debemos hacer!, sobre todo si esos políticos son los que mandan. Como supongo que Oliver haría cuando ejercía el oficio. Como esa decisión de prohibir que los informadores gráficos hicieran fotografías de la reunión entre el PSOE y Bildu para que a los ciudadanos sólo llegaran las que quisiera el partido -caras de funeral de Simancas y Lastra incluidas-. Son tics autoritarios, no lo llamen de otra forma. 

sábado, 30 de noviembre de 2019

La libertad, según Celaá

Quizá no fuera sólo un ataque a la libertad de enseñanza en España el desafortunado comentario sobre la no constitucionalidad de la libre elección de colegio por las familias. Quizá hay algo más detrás de esas palabras, que fueron tomadas por una agresión por quienes habían invitado a la ministra de Educación a su congreso. Porque el discurso de Celaá estaba perfectamente pensado y seguro que la ministra era consciente de sus consecuencias.
Quizá la clave esté en la explicación que ofreció al día siguiente, desde la mesa del Consejo de Ministros: que nadie tema, la libertad de elección de centro docente no está en la Constitución, pero sí en las leyes; recordó que los conciertos son producto de la primera ley de educación socialista de esta etapa democrática y «de momento» -lo repitió dos veces- no peligran.
Lo que hace Celaá es rebajar de precepto constitucional a exigencia legal la libertad de elección de colegio por los padres. Con este planteamiento, bastaría con que otra ley decretase lo contrario para eliminar esa libertad porque el nuevo texto legal no sería anticonstitucional, ya que la Carta Magna no concreta que la libertad de enseñanza suponga la libre elección de colegio. De esta forma, una ley educativa que eliminara los conciertos podría ser perfectamente constitucional.
Apliquemos el mismo discurso de Celaá al artículo 20 de la Constitución, que recoge el derecho a la libertad de información y expresión. En ninguno de sus puntos este artículo clave habla de la libertad de creación de empresas informativas, condición indispensable para que exista libertad de información. Con el criterio Celaá, podríamos decir que la creación de empresas informativas no emana de la Constitución, aunque sí esté recogido en la legislación posterior, basada en la Carta Magna.
Así, con el razonamiento que emplea la ministra de Educación para la enseñanza, de una Constitución que protege y ampara la libertad de información también podrían emanar unas leyes que constriñan o prohíban el establecimiento de empresas informativas. Puede sonar a desmesurado, pero no hago más que trasladar al artículo 20 lo que Celaá piensa del artículo 27.
Lo que da miedo es que este Gobierno, que nunca había atacado así la libertad educativa, haga público este razonamiento falaz apenas horas después de anunciarse el preacuerdo entre el PSOE y Podemos, la izquierda radical y populista poco amante de libertades como la de enseñanza y la de información.
(Publicado en El Mundo el 19 de noviembre de 2019)

sábado, 2 de noviembre de 2019

Financial Times pide 'resetear' el capitalismo

Aquel otoño de 2008, tras el terremoto mundial que supuso la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, una de las frases que no sed caía en las bocas de los líderes políticos de Occidente fue “refundar el capitalismo”. El entonces presidente francés Nicolas Sarkozy fue el más beligerante con la idea. En la cumbre de G-20 en diciembre de ese año, en Washington, la presentó oficialmente. Por “refundar el capitalismo” entendía restar poder al ‘mercado’ en las economías. “Hay que refundar el capitalismo sobre bases éticas, las del esfuerzo y el trabajo, las de la responsabilidad, porque hemos pasado a dos dedos de la catástrofe”. Y concluía que había que terminar con la “autorregulación del mercado”. Ni que decir tiene que aquello terminó en nada, o en casi nada.

Es posible que estemos viendo las consecuencias de aquel no hacer nada. Estas semanas se reproducen manifestaciones en medio mundo, en las que los ciudadanos piden un cambio en sus gobiernos para revertir la crisis económica. Felipe Sahagún hacía un magnífico repaso de ello el domingo 27 de octubre en este periódico. Cierto que no todos los países en los que hay protestas tienen gobiernos neoliberales -como los llama la izquierda-, pero es verdad que el descontento crece porque la crisis ha ahondado las diferencias y la pobreza ha crecido en determinados sectores sociales.

El hecho es que vuelve el concepto “refundar el capitalismo”. El nada sospechoso ‘Financial Times’ ha lanzado la iniciativa ’The new agenda’, uno de cuyos postulados es que es el momento de resetear el capitalismo, precisamente porque las consecuencias de la recesión muestran que lo viejo no sirve. El domingo reafirmaba esa intención en un editorial, -‘El capitalismo responsable requiere nuevas normas, se titulaba- en el que invitaba a reflexionar, sobre todo, a los empresarios. Y planteaba una cuestión que, para la economía de libre mercado puede parecer una herejía al plantear que las empresas dejen de pensar sólo en salir a bolsa para crecer y exploren otros caminos. Porque cotizar añade una presión para favorecer al accionista -’stockholder’, en inglés- que hace olvidar los intereses del resto de sectores implicados en la empresa: trabajadores, proveedores, clientes… - los ‘stakeholders’-: “Los jóvenes empresarios ya lo saben y deberían tener la opción de elegir modelos que se adapten a cumplir esos objetivos, más allá de la salida a bolsa”. A lo mejor, lo que no consiguieron los gobiernos hace diez años, lo logra la iniciativa privada en el futuro.

(Publicado en El Mundo el 29 de octubre de 2019)

viernes, 25 de octubre de 2019

'Fake news': una 'rider' y un ministro

Hace un par de semanas se difundió profusamente un tuit que mostraba la fotografía de una madre joven, repartidora –rider les llaman–, con su bicicleta, la caja de reparto detrás y su bebé en brazos delante. El tuit decía: «Esta foto demuestra muchos de los problemas de la Argentina, un Estado ausente que no garantiza que los niños tengan vacantes en las escuelas, fomenta la precarización laboral y vulnera los derechos de las mujeres». Para qué más. Miles de reproducciones en las redes sociales. La foto la hizo un fotógrafo profesional, que la difundió en las redes con el comentario en cuestión.
Entre las respuestas había quien machacaba la economía digital, que provoca que una madre tenga que llevar a su hijo en un trabajo tan peligroso. Otros atacaban a Macri o criticaban a la propia madre por exponer de esa forma al bebé. También hubo quien la alababa por su coraje.
Al llegarle los ecos del revuelo, la mujer fotografiada explicó en un vídeo la versión correcta. Se llama Nayruvi de León. Es ingeniera de Sistemas por la Universidad Santiago Mariño de Venezuela y huyó a Buenos Aires hace poco más de un año. En Argentina se gana la vida como repartidora de la empresa Pedidosya y cuando le hicieron la foto iba –con el uniforme– a dejar al bebé a la guardería antes de empezar a trabajar. Nayruvi comenta que el fotógrafo le pidió que se subiera con el bebé a la bicicleta, a lo que ella se negó. Y afirma rotundamente que nunca se le ocurriría llevar a su hijo mientras hace los repartos.
De aquella ficción –el perverso sistema capitalista que fuerza a la precarización laboral– tenemos una realidad: una ingeniera que tiene que emigrar de Venezuela –por el régimen chavista de Maduro– y ganarse la vida en Argentina para, entre otras cosas, pagar la guardería en la que tiene a su bebé. Nada que ver con lo que se transmitió en aquel tuit. Como tergiversar la cena de un ministro que sale de su despacho a las 11 de la noche después de un día de trabajo, o malinterpretar maliciosamente la portada de un diario. Dice el profesor del MIT David Rand que la primera causa de la difusión de fake news es la pereza –¿para qué comprobar lo que me llega?–. Pero ese pecado capital habría que añadirle la vanidad –lo difundo para demostrar que estoy bien informado– y la ira –sé que no es verdadero, pero hago daño al enemigo–. ¡Ah!, y la avaricia, si lo que se pretende es ganar dinero. Es la naturaleza humana. La de siempre. Sólo que ahora viaja a la velocidad de internet. Por eso es más peligroso.
(Publicado en El Mundo el  22 de octubre de 2019)

jueves, 1 de agosto de 2019

La regeneración que no llega

La regeneración política consiste en empadronar a un vitoriano en un pequeño pueblo de Segovia para que pueda ser designado senador autonómico por el Parlamento de Castilla y León y es votado por el PP, que lo propone, y por Ciudadanos, partido representante de la nueva política. Todo ello porque ese senador no logró los votos de los alaveses cuando se presentó a las elecciones generales como candidato a diputado por su circunscripción. Regeneración política es deshacer la legislación por la que el presidente de Castilla-La Mancha -socialista- no podía ser reelegido más de dos mandatos para que pueda presentarse todas las veces que quiera.

Regeneración es que el partido de la alcaldesa de Barcelona, En Comú, le suba el sueldo un 40% -y un 27% a los concejales- porque dedican largas horas a su trabajo y para que puedan conciliar más fácilmente. Todo porque te das cuenta de que la limitación salarial que establece el código ético de ese partido queda bien como propaganda, pero es imposible de aplicar. Regeneración política es colocar al hijo del presidente socialista del Parlament de Baleares como asesor para llevar las redes sociales de la Presidencia del Gobierno autonómico socialista cuando sólo se le conoce un año y medio de vida laboral privada, al margen de otros puestos en la Administración socialista balear.

Regeneración es que decenas de alcaldes se suban el salario de forma desmesurada al tomar el bastón de mando, en algún caso hasta el 160%. Cierto que algunos ayuntamientos llevaban con los sueldos congelados desde el inicio de la crisis, pero ni un solo trabajador de la empresa privada ha podido hacer lo mismo que estos políticos. Regeneración es también que los diputados del Parlamento de Castilla-La Mancha voten unánimemente que se restituya el sueldo que ellos mismos habían decidido eliminarse hace dos legislaturas.

Regeneración política es que la Comunidad Foral de Navarra, con 640.000 habitantes, necesite un Gobierno autonómico -formado por el PSOE, Geroa Bai, Izquierda Unida y Podemos- con 12 consejerías más la presidencia -calculen el número de altos cargos- sólo para que cada formación pueda tener su parte en el pastel del poder, cueste lo que cueste al erario, es decir, al ciudadano.

Todo esto ha ocurrido en los últimos dos meses. Por este repaso han circulado PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos y En Comú, Geroa Bai, Izquierda Unida,... más los partidos de los alcaldes. Que tengan un buen y regenerador agosto.

(Publicado en El Mundo el 30 de julio de 2019)

lunes, 15 de julio de 2019

Políticos insensatos



La economía de un país necesita un rumbo para progresar. Ese rumbo puede estar dirigido por un Gobierno de izquierdas, que buscará más avanzar mediante un gasto público suficiente que asegure el crecimiento del bienestar social, o por uno de derechas, que pretenderá dar más libertad económica a los ciudadanos -dejando más dinero en sus bolsillos, fundamentalmente- para su desarrollo. Hablo grosso modo. Los dos caminos son válidos. Pero nadie duda de que una economía para crecer necesita una dirección y alguien que vigile que no se desvíe.

No nos podemos dejar llevar por el espejismo de que sin Gobierno seguimos creciendo, como está ocurriendo en estos últimos años, porque es la inercia de una maquinaria que tarde o temprano se frenará si nadie le pega un acelerón. Ocurre en el desempleo, que continúa al alza, pero cada vez más despacio. Y comprobamos también lo pernicioso de estar sin Gobierno en la evolución de las ventas de coches, que empezaron a caer tras las nefastas declaraciones de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, sobre los «días contados» del diésel y no se recuperan porque nadie sabe qué política va a seguir con el automóvil éste o el Gobierno que llegue.

El país necesita cada año unos Presupuestos que concreten la política económica del Ejecutivo. Y precisa también un Gobierno que sea capaz de pensar más allá y emprenda reformas que nos hagan más competitivos. La educación en todos sus niveles, las pensiones públicas, el mercado de trabajo, la digitalización, la transición energética... son asuntos que precisan de un Gobierno decidido a tomar medidas que duren más de una legislatura.

Por eso es inexplicable el espectáculo que están dando los líderes políticos en las negociaciones para formar gobiernos. No tiene ningún sentido que 75 días después de unas elecciones generales hayan sido incapaces de lograr ni el más mínimo acuerdo para empezar una legislatura en condiciones. No hay excusas. Ni siquiera que en España no estamos acostumbrados a negociar acuerdos de gobierno, gobiernos de coalición, de cooperación o medio pensionistas. Dice mucho de la talla política de los líderes actuales que sean incapaces de sentarse para pactar. Y produce vergüenza ajena ver que los mismos que por su mirada de bajo vuelo bloquean una investidura propongan un cambio de leyes -incluso de la Constitución-para... evitar bloqueos en las investiduras, ¿lo entienden?

(Publicado en El Mundo el  12 de julio de 2019)

lunes, 1 de julio de 2019

La libra de Facebook, un seísmo financiero

En febrero de 2015, Ana Botín concedió a Financial Times su primera entrevista a la prensa como presidenta del Banco Santander,. En ella esbozó sus ideas sobre el negocio bancario. El servicio al cliente, la tecnología, la atención al accionista, la competencia... Y aquí habló de «los cuatro grandes», refiriéndose a Google, Apple, Facebook y Amazon: no son sólo los bancos nuestros competidores, decía, «sino estas cuatro grandes empresas tecnológicas que valen más que nosotros, tienen más liquidez y están expuestas a una menor regulación. Los bancos necesitan transformar sus desventajas en ventajas frente a los grupos tecnológicos». Con el proyecto de moneda virtual Libra de Facebook este temor a los gigantes de internet se ha hecho realidad.

¿Qué supone Libra? Nada menos que situar al alcance de millones de ciudadanos un sistema de pagos casi gratuito al margen de los bancos centrales. Y poner en circulación, en su caso, cientos o miles de millones de ¿dólares, euros, yenes? -ya da igual- que se van a mover al margen de las decisiones monetarias de los bancos centrales emisores.

Por eso, el anuncio de su próxima aparición ha supuesto como un seísmo en el sistema financiero y en la política. Tanto que nada más conocerse la noticia, el comité sobre temas bancarios en el Senado de EEUU reclamó la presencia de Mark Zuckerberg para que explique el proyecto. «Facebook es demasiado grande y demasiado poderoso» para pilotar un proyecto así, ha dicho el senador Sherrod Brown. El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, afirmó al conocer la iniciativa que la analizará «con la mente abierta», pero no «con las puertas abiertas».

Lógico. El bitcoin, la criptomoneda emblema, no era un gran problema hasta ahora porque estaba reservado a pocos actores, la generalización del uso de las monedas virtuales que provocará Libra sí pone nerviosas a las autoridades. En todos los sentidos: porque se escapa a su control y porque puede ser un campo abonado para el lavado de dinero procedente del crimen. Además, una Libra de uso generalizado y tan volátil como el bitcoin podría desestabilizar el sistema financiero mundial.

Libra ha sido recibida con recelo también por los bancos comerciales, como es lógico. Al igual que las llamadas y los mensajes ya no generan valor para las telecos, las operaciones más triviales -traspaso de dinero, transferencias, cuentas corrientes...- se pueden convertir también en servicios que no aportarán casi nada a las cuentas de resultados de los bancos porque tendrán que ofrecerlas de forma gratuita para mantener a sus clientes. Es ahí donde incide directamente -en un primer momento- la iniciativa de Facebook. En España, la noticia pilló a las grandes entidades reunidas en Santander en el tradicional curso de verano de la Menéndez Pelayo que organiza la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE). Y la reacción de los directivos fue de temor ante esa nueva competencia y de exigencia a las autoridades a Facebook de los mismos controles regulatorios que tienen los bancos.

Pero Facebook tiene un problema grave para desarrollar Libra. Debe volver a ganarse la confianza de sus usuarios tras las dudas sobre la privacidad, porque una fuga de datos económicos sería muy grave. Es cierto que para poner en el mercado Libra ha creado una empresa independiente que cuenta con 27 socios y que se ha comprometido a que sus sistemas operen totalmente al margen de la red social, pero Facebook ya nos ha engañado demasiadas veces. Ahora bien, si tiene éxito, una moneda que puede ser utilizada para transacciones por 2.400 millones de personas -los usuarios de Facebook, Instagram y WhatsApp- es para tenerla en muy en cuenta. Es posible que con Libra haya nacido una nueva era en las finanzas.

(Publicado en El Mundo el 21 de junio de 2019)

lunes, 3 de junio de 2019

Responsabilidad con las pensiones

Todos los organismos nacionales e internacionales, públicos y privados, han advertido sobre el futuro de las pensiones en España. La OCDE, el FMI, la Comisión Europea, el Banco de España, Fedea, la AIReF, CEOE, los servicios de estudios... Todos... menos los partidos y el Gobierno que en su momento ha estado en el poder. Y es de una grave irresponsabilidad. Porque esos políticos irresponsables saben, como los economistas que alertan, que las pensiones públicas no dan para más tal y como están ahora constituidas.

Quizá, el momento en el que más cerca se estuvo de lograr una reforma sensata fue la que propuso la comisión encargada por Cristóbal Montoro y presidida por Manuel Lagares... pero el propio Gobierno popular metió en un cajón la propuesta.

Este periódico se hizo eco de un estudio de la AIReF que debería preocupar. El organismo fiscalizador concluía, a la vista de importe medio de las pensiones y de los salarios, que es absurdo continuar distinguiendo para reducir el pago de las medicinas entre jubilados y trabajadores, sencillamente porque, en estos momentos en España, el poder adquisitivo de las pensiones es mayor que el de muchos salarios. ¿Por qué tiene que dejar de pagar una medicina un pensionista que vive solo y recibe 2.000 euros mensuales y sí lo tiene que hacer un funcionario que gana 1.800 y tiene dos hijos? ¿No es más lógico establecer el copago en función de la renta y no según el modo en el que ésta se obtiene?

Es un ejemplo más del galimatías en el que se ha convertido nuestro modelo de Seguridad Social porque todavía nadie se ha puesto a reformarlo en la profundidad que necesita. Cierto que en las últimas décadas se han puesto algunos remedios -elevación del número de años de cotización, cambios en el cómputo para recibir la pensión máxima...- pero otras han caído en saco roto, cuando no se han retirado incluso tras entrar en vigor, como el modo de cálculo de la revalorización anual.

El Banco de España acaba de advertir de nuevo sobre la obsolescencia del modelo y la imperiosa necesidad de que los partidos inicien cuanto antes su reforma. En este punto hay que criticar especialmente la irresponsabilidad del PSOE, porque cuando el reto está en la reducción de la factura de las pensiones, continúa incrementándola. Algo electoralmente muy agradecido, pero que es pan para hoy y hambre para mañana: en estos meses, la factura mensual de las jubilaciones está creciendo a un ritmo mensual del 5% -hasta niveles históricos- y para pagarla hay que recurrir a la deuda. Pero como la deuda también hay que pagarla, queda menos dinero para dedicarlo a la política social. ¿Ven la contradicción?

El futuro de las pensiones pasa inexorablemente por una reducción de las mismas en el futuro porque no hay -ni va a haber- suficientes trabajadores activos para sustentar a los pensionistas. Eso significa que hoy ya es tarde para dejarse de parches y diseñar un modelo sostenible que diversifique los ingresos y controle los gastos. Si leen el último informe anual del Banco de España se darán cuenta de que el Gobierno socialista ha hecho todo lo contrario de lo que allí recomienda el supervisor. Y en este tema, de verdad, es mejor hacer caso al Banco de España. Sobre todo si eres más o menos joven.

miércoles, 15 de mayo de 2019

Rubalcaba y Rajoy


La despedida que dedicó en un artículo que se publicó en varios periódicos, entre otros EL MUNDO, Mariano Rajoy a Alfredo Pérez Rubalcaba fue tan buena que parecía de otra época. En realidad, tuvieron unas vidas en cierto sentido paralelas. Entraron en política casi a la vez y tras más de treinta años de desempeño público, los dos la abandonaron también más o menos a la vez. Apenas un par de años de diferencia.

Hay un hecho común en los dos que me parece importante en estos momentos de la vida política española: Rajoy y Rubalcaba tuvieron una profesión a la que volver cuando consideraron que su tiempo en la cosa pública había pasado, aunque tuvieran fuerzas para seguir aportando a la sociedad. Y los dos volvieron al oficio que habían tenido antes de la política. Rajoy, al registro; Rubalcaba, a la universidad.

Y aquí quiero detenerme. Porque ambos fueron dos políticos profesionales -hicieron de la política su profesión mientras estuvieron en ella-, pero no fueron profesionales de la política -políticos que nunca han ejercido otra profesión que la política-. Y perdón por las repeticiones.

Lo primero te da una cierta libertad de espíritu. Porque tienes algo con lo que ganarte la vida si por cualquier razón se tuerce la carrera política. Si hay algo en el partido al que perteneces que te violenta la conciencia o ves comportamientos que no son lícitos o claramente ilegales tienes la posibilidad de denunciarlo, dejarlo y volver a tu profesión.

En caso contrario, tu vida de depende de la política y no tendrás más remedio que hacer lo que sea por mantenerte en ella y en cargos que te aseguren unos ciertos ingresos. Te será mucho más difícil denunciar las irregularidades. Necesitarás estar en las listas electorales o tener cargos públicos y, para ello, si no estás en la dirección del partido, necesitarás pensar exactamente como quienes están. Y si no queda sitio para ti en una formación, harás todo lo que esté en tu mano por buscarte la vida en otra. Hay demasiados ejemplos de esto último en la política de ahora. Son aquellos y aquellas que llegaron a un partido jóvenes, casi mientras estudiaban, y sin apenas conocer el mundo laboral hicieron carrera en él, ascendiendo hasta conseguir llegar a puestos de relevancia simplemente porque estuvieron cerca de quien había que estar. Son políticos de laboratorio porque, cuando están arriba, no saben vivir fuera del partido que proporciona el escaño o el cargo.

lunes, 15 de abril de 2019

Elecciones con un paro del 14%

Como todo, esto es según el cristal con el que se mire. El paro en España se encuentra situado ahora en el 14%, una cifra moderada si se considera que hemos llegado hasta el 23% en el peor momento de la crisis, pero inaceptable si vemos que en el mejor momento de nuestro mercado laboral, el desempleo bajó hasta el 7%, la mitad que el actual. Objetivamente, este nivel de paro es alto y más si se compara con el de los países de nuestro entorno. La media de la UE es del 7,8%, en países como Alemania se encuentra por debajo del 4%, el Francia es del 8,8% y sólo Italia se acerca algo, con el 10%.

Lo malo también es que la tendencia decreciente del desempleo en España se va a truncar, como acaba de decir el Fondo Monetario Internacional. Fruto de la desaceleración de la economía mundial, dice el organismo internacional, el paro terminará el año 2020 en el mismo nivel que ahora: por encima del 14%. Es decir, mantendremos los tres millones de desempleados por lo menos un año y medio más. Es un pronóstico duro de aceptar, a pesar de que Nadia Calviño diga que el FMI se equivoca con España. Es cierto que hay ocasiones en las que ha fallado en los datos, pero no en las tendencias.

Es un defecto que sigue teniendo la economía española: en etapas de crecimiento es capaz de generar millones de puestos de trabajo, que se van con la misma facilidad cuando se tuercen las cosas. Así, por ejemplo, el paro en Francia empezó la crisis en el 7,4%, subió hasta el 10% y ha bajado hasta el 8,8% actual. En España, la oscilación ha sido del 7% al 23%, para caer solo hasta el 14% que registra ahora. Por eso el principal esfuerzo que debe hacer el próximo Gobierno en materia económica es facilitar al máximo que España siga creando empleo, a pesar de la etapa de desaceleración que se acerca. Para ello, hace falta realismo y considerar que si la reforma laboral ha dado frutos, de una u otra forma, hay que seguir contando con ella. Por eso el PSOE se ha resistido a derogarla hasta ahora, a pesar de las presiones sindicales y de los partidos que están más a su izquierda, porque cualquier analista sabe es que con una reducción del crecimiento de la economía el ritmo de creación de empleo tiene que resentirse. El ejemplo está en los expedientes de regulación de empleo que se han anunciado en los últimos meses -en el automóvil o o en la banca- una situación que no se veía desde lo más profundo de la crisis.

Es necesario que el nuevo Gobierno ataque de forma proactiva el mercado de trabajo. Con la inercia ya no va a bastar para seguir reduciendo el desempleo y de ello es de lo que alerta el Fondo. El hecho es que España necesita seguir creciendo por encima del 2% para rebajar su elevada tasa de paro y, por eso, quizá sea el momento de plantearse cómo dinamizar más la creación de empleos.

Una solución factible para fomentar la contratación, y en la que podrían estar de acuerdo todos los partidos políticos, sería reducir ese impuesto al trabajo que son las cotizaciones sociales. La pérdida de recaudación por esa rebaja se debería compensar con una subida de la imposición indirecta o con la puesta en marcha de nuevos impuesto como los medioambientales. Pero así se lograría abaratar el coste del empleo, que es de lo que se trata para que los empresarios generen nuevos puestos de trabajo.

(Publicado en El Mundo el 12 de abril de 2019: https://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2019/04/12/5caf7420fc6c83ee7f8b4769.html

lunes, 18 de marzo de 2019

Treinta años de la World Wide Web


El 12 de marzo de 1989 un ingeniero inglés que trabajaba en el CERN, Timothy Berners-Lee, creó la primera dirección de lo que sería la World Wide Web. Buscaba cómo estandarizar la información entre ordenadores para facilitar su acceso a ella a los investigadores del centro y lo consiguió mediante tres estándares: el HyperText Markup Language (HTML), lenguaje de etiquetas de hipertexto, el HyperText Transfer Protocol (HTTP), que permite la transferencia de información entre ordenadores, y el sistema de identificadores Uniform Resource Locator (URL).

Para crear esa red se valió de una plataforma que desde finales de los sesenta utilizaba el ejército norteamericano para sus comunicaciones denominada Arpanet. Con esos protocolos, Berners-Lee consiguió, por decirlo de forma simplificada, que coches, autobuses, camiones -los contenidos- pudieran circular libremente por la autopista -Arpanet, primero; Internet después- ya existente.

Lo que empezó como una red de científicos del CERN para intercambiar información acabó siendo la inmensa tela de araña que llamamos internet y que se ha convertido, probablemente, en el invento más revolucionario, del último siglo. Nada como la Red y sus aplicaciones han cambiado nuestras vidas en todos los sentidos, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, pasando por cómo nos desplazamos, cómo trabajamos, cómo leemos, cómo estudiamos, cómo nos divertimos y hasta cómo ligamos. No hay nada en nuestro acontecer que no haya sido afectado por la digitalización.

En treinta años -apenas una generación- la economía ha cambiado radicalmente, de forma que ahora es inconcebible un negocio de cualquier sector que no esté basado en internet. Las empresas que se han adaptado a lo que se conoce como la nueva economía salen adelante, y las que se han quedado atrás prácticamente han desaparecido. Y, a la vez, han aparecido compañías con su negocio basado en internet que han copado el mercado. Google, Facebook, Amazon, Alibaba... son empresas nacidas en la era de internet que son las de mayor capitalización bursátil y otras creadas antes, como Apple. Samsung o Microsoft, han aprovechado las nuevas tecnologías para crecer exponencialmente, diferenciándose de su competencia.

Esta nueva economía ha modificado también la forma de hacer negocio. Algún ejemplo. Uber es la mayor empresa de transporte de viajeros del mundo y no tiene ningún taxi en propiedad. Y Airbnb puede ser la mayor inmobiliaria del planeta sin contar con ningún piso propio. Ese flujo incesante de información y esa constante interconexión entre todos los agentes económicos -productores, proveedores de servicios, intermediarios, consumidores,...- hacen que los datos se hayan convertido en el oro del siglo XVI o el petróleo del XX.

Por internet empezaron transmitiéndose unos sencillos textos y, treinta años después, admite la circulación de dinero o que un cirujano en Madrid opere a un enfermo que está en un quirófano en Barcelona.

Tim Berners-Lee es presidente también de la Word Wide Web Foundation, cuyo cometido es que la red crezca con limpieza y ayude de verdad al progreso social. Lleva un par de años quejándose: «Mientras la Web ha creado oportunidades, dando voz a grupos marginados y haciendo más fácil nuestras vidas, también ha creado oportunidades para los estafadores, ha dado voz a los que proclaman el odio y hecho más fácil cometer todo tipo de crímenes», decía el martes 12 de marzo con motivo de este aniversario. Es cierto. Es lo que tiene casi cualquier desarrollo humano. La energía nuclear sirve para curar un cáncer y para fabricar una bomba atómica.

Quizá éste es el reto que tiene entre manos internet en los próximos años: desarrollar entre todos el concepto de ética de la nueva economía que defina temas como la neutralidad de la red, la intimidad, la desinformación o el abuso comercial. El otro es facilitar el acceso a esta tecnología a la mayor parte de la población posible.

miércoles, 13 de marzo de 2019

Periodistas y otros trabajos

LA SEMANA pasada el Wall Street Journal ofertaba unos 40 nuevos puestos de trabajo en su redacción. No es mucho si se tiene en cuenta que el periódico emplea a casi 2.000 periodistas, pero, aparte de que no deja de ser noticia que un diario aumente su plantilla en estos tiempos, y aunque no es un fenómeno nuevo, me llamaron la atención las características de los empleos que requería el medio para su redacción, es decir, implicados en la elaboración de contenidos: «La lista incluye a desarrolladores, diseñadores, gerentes, ingenieros, especialistas en datos  y también, fundamentalmente, a periodistas. Ellos crearán contenido original, historias y noticias, y serán un recurso para el cambio en nuestras oficinas y áreas de cobertura», dice la nota del WSJ.

Las nuevas contrataciones se dividen en cinco grupos. Uno es el de jóvenes audiencias, y tiene los objetivos de crear contenidos específicos para este segmento emergente y conocer hacia dónde se dirigen los gustos de los lectores que hay que incorporar al periódico.

El segundo equipo se denomina Membership Engagement, algo así como interacción con la audiencia, y su finalidad es buscar productos con los que enganchar a los lectores. Esto va desde la búsqueda de titulares más adecuados, hasta la creación de boletines y newsletters, pasando los contenidos que animen a la participación de los lectores en el diario.

Un tercer equipo se dedica a la innovación y diseñará nuevos productos periodísticos. El cuarto está especializado en el análisis de datos; diseñará modelos predictivos sobre las preferencias de la audiencia. Y, por último, parte de las nuevas contrataciones se incorporarán al departamento de I+D, para investigar sobre la Inteligencia Artificial o las fake news.

Cierto que estos nuevos cometidos sólo los puedes poner en marcha cuando tienes periodistas que buscan y consiguen noticias que interesan a los lectores. Es imposible desarrollar comunidad o investigar por dónde van las nuevas audiencias si no hay buenos contenidos. Estos trabajos son parte de lo que supone la digitalización del negocio para la empresa periodística y tienen como objetivo ofrecer un mejor producto. Y el Wall Street Journal -como otros grandes diarios- lo puede hacer porque más de un millón y medio de lectores pagan también por la edición digital del diario. Dos conclusiones: si usted quiere un periodismo mejor, debe pagarlo. Y si usted paga, el periódico debe ofrecerle un periodismo mejor.

(Publicado en El Mundo el 12 de marzo de 2019)
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viernes, 15 de febrero de 2019

Un Spotify de periódicos



Apenas un mes después de presentar el iPad, en febrero de 2010, Steve Jobs viajó a Nueva York para explicar el revolucionario dispositivo a empresarios de los medios de comunicación, sector al que veía predestinado para el uso masivo de la tableta que acababa de inventar. Lo cuenta Walter Isaacson en su magnífica biografía del mito. «Me encantaría colaborar con el periodismo de calidad. No podemos depender de blogueros para acceder a las noticias. Necesitamos un periodismo real y una supervisión editorial ahora más que nunca, así que sería estupendo encontrar la forma de ayudar a la gente a crear productos digitales en los que puedan ganar dinero», explicaba Jobs, consciente de que la digitalización de la prensa estaba suponiendo una ingente pérdida de recursos al ofrecer gratis en la Red casi los mismos contenidos por los que cobraba en las ediciones impresas. Y le preocupaba ya entonces que esa caída de la rentabilidad llevara a una pérdida de independencia y de credibilidad.

Parece que Apple va a presentar el próximo mes de marzo uno de los productos ideados para esta intención de su fundador. Se trata de un servicio de suscripción de noticias de pago por el que el usuario podrá acceder a todos los medios que se apunten a la iniciativa abonando a Apple una suscripción, que podría ser de unos 10 dólares al mes. Sería como un Google News, pero que daría acceso a los contenidos que los medios están cerrando tras un muro de pago. Un Netflix o, mejor, un Spotify para la prensa.

Es algo ya vio también Jobs. En aquel viaje, el fundador de Apple cenó con ejecutivos de The New York Times y les explicó su idea de la suscripción digital: «Debería ser muy barato y muy sencillo: de un solo clic y de cinco dólares al mes como mucho». Y cuando uno de aquellos directivos le preguntó que, si se pusiera en marcha ese servicio, deberían compartir los datos de los usuarios Jobs fue tajante: «Podéis pedírselo a ellos, pero si no os lo dan de forma voluntaria, no me echéis la culpa. Vosotros sois los que habéis pasado años regalando vuestro periódico en internet sin anotar los datos de la tarjeta de nadie».

¿Puede ser el servicio de pago una tabla de salvación para los periódicos, al estilo de lo que ha hecho Spotify en el negocio de la música? A pesar de que la idea parece interesante, no acaba de convencer a los grandes grupos. En primer lugar, por el precio: 10 dólares al mes por tener acceso a cientos de publicaciones devalúa las suscripciones que ya existen, más caras y para un solo medio. Después, porque Apple se quedaría con un 50% de los ingresos y, en tercer lugar, porque, como hace siempre en estos servicios, no cederá los datos de los clientes.

Ahora bien, Apple News, que sólo está operativo en Estados Unidos, Reino Unido y Australia, tiene ya 85 millones de usuarios activos al mes, una buena audiencia potencial para incrementar lectores para el medio que se incluya en la plataforma. Pero no parece que este Spotify para medios sea una idea rentable; ya hay iniciativas, como Flipboard, que no tienen demasiado éxito. De hecho, de aquella cena de Jobs no salió ningún proyecto conjunto con The New York Times. Pero la iniciativa muestra que lo del gratis total en la prensa empieza, poco a poco, a pasar a la historia.

(Publicado en El Mundo el 15 de febrero de 2019)

sábado, 12 de enero de 2019

La RAE redefine periodismo... y se queda corta

La Real Academia Española (RAE) acaba de actualizar la definición del término periodismo, recogiendo una iniciativa realizada por el profesor de la Universidad de Navarra Ramón Salaverría. La anterior definición -la tomo del Diccionario Esencial, edición de 2006- definía periodismo como la "captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas y variedades". La entrada ha sido cambiada por "actividad profesional que consiste en la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones a través de cualquier medio escrito, oral, visual o gráfico".
Ya se había avanzado porque antes de 2006, la RAE definía periodismo como el "ejercicio o profesión de periodista", y periodista como "persona que compone, escribe o edita un periódico / persona que, profesionalmente, prepara o presenta las noticias en un periódico o en otro medio de comunicación".
Como se ve, los académicos, han ido cambiando a mejor la definición de periodismo a lo largo del tiempo, acomodándola a la realidad. La actividad periodística ya no se ejerce sólo en un diario impreso y tampoco consiste ya únicamente en escribir o editar textos.
No hay duda de que es mucho más completa la última versión, pero considero que se sigue quedando corta en un sentido: le falta añadir el para qué de esa actividad profesional: el fin que tiene el periodismo.
Es decir, en la nueva definición caben otras actividades profesionales que no son periodísticas. Por ejemplo, la publicidad; por ejemplo, la propaganda. Y, si me apuran, hasta los avisos en los trenes o en el metro, o los prospectos de los medicamentos pueden incluirse en la nueva definición que propone la RAE.
En estos tiempos en los que la desinformación y la denominada posverdad parece que se adueñan de los mensajes, hubiera sido adecuado aquilatar al máximo lo que se entiende -o se debería entender- por periodismo para evitar suspicacias. A lo mejor esta columna parece una tontería, pero si no tenemos claros los conceptos, no nos vamos a entender en las realidades. Ahora bien, periodistas tiene la RAE que saben mucho más de esto.
(Publicado en El Mundo el 8 de enero de 2019)