jueves, 29 de octubre de 2009

El déficit de gestión del Real Madrid

Jorge Valdano, director general,
y Florentino Pérez, presidente del Real Madrid


Vamos a reflotar un banco. Somos su accionista mayoritario, tenemos mucho dinero y hay que hacer un equipo de gestión nuevo. Salimos al mercado y fichamos para nuestra entidad:

-Al director de recursos humanos del Santander, experto en la gestión de personal.
-Al director general de la Caixa. experto en banca comercial
-Al consejero delegado de BBVA, experto en el control de riesgos.
-Al responsable de BBVA Bancomer, experto en el negocio en Améríca Latina.
-Al responsable de Abbey, experto en el negocio en Europa.

De dentro de la entidad nos quedamos con el responsable del negocio industrial, hombre de la casa "de toda la vida" y con gran experiencia en este campo.

Para dirigir ese equipo pensamos en el presidente de uno de los bancos medianos españoles -Bankinter, Pastor, Guipuzcoano,... da igual-. Todos ellos con capacidad para gestionar sus entidades, como lo están demostrando en la crisis. Estos bancos, con sus problemas, están capeando el temporal hasta el momento.

Se forma así un comité ejecutivo con lo más granado de la banca española. Todos, además, muy bien pagados porque nos ha costado mucho dinero sacarlos de sus empleos anteriores y sabiendo que son los mejores en lo que quiere ser el mejor banco del mundo.

Nuestro comité ejecutivo está formado. Se convoca la primera reunión y, como dueños del banco, imponemos a los gestores que el objetivo se tiene que cumplir en un año. Y ahora...

¿Podrán trabajar en equipo tantos 'primeros espadas'?
¿Será capaz el presidente, que proviene de una entidad menor, de imponer su criterio sobre personal más 'mediático' por sus puestos anteriores?
¿Primará la experiencia en el banco o el éxito en el ajeno?
¿Creará este comité ejecutivo una cultura de empresa sólida y eficaz?

En definitiva y lo pregunto a los lectores: ¿qué posibilidades de éxito le concede a esta iniciativa?

Soy seguidor del Real Madrid. Evidentemente, en el fútbol todo depende de que entre o no el balón en la portería. Pero antes tiene que haber alguien que sea capaz de poner la pelota en condiciones para que pueda entrar. Y eso no se gestiona en los noventa minutos de cada partido. Ya pasó una vez.


P.D. Florentino Pérez imparte esta tarde -miércoles- una conferencia en el Club Información de Alicante que tiene como título 'Modelo de gestión del Real Madrid' ¡Cómo me gustaría poder acercarme!

lunes, 19 de octubre de 2009

¿A qué espera para empezar a consumir con 'normalidad'?

Hace año y medio proponía en este mismo blog a los lectores un 'test de la crisis'. Se trataba de ver si la mala situacíón económica estaba cambiando nuestros hábitos de consumo. Muchas de las respuestas recibidas entonces indicaban que. efectivamente, el temor a lo que iba a venir -lo que estamos viendo ahora- estaba frenando ya decisiones de gasto.

Recordé esa entrada al leer dos informaciones que se han conocido esta semana. La primera es el dato de precios de consumo de septiembre, que refleja una caída interanual del 1% y, sobre todo, "una muy inquietante deflación en el caso de la tasa subyacente" en palabras del estratega jefe de Citi en España, José Luis Martínez Campuzano.

Martínez Campuzano comenta que no son datos positivos. Es cierto que la caída de los precios es una buena noticia para las familias porque les otorga una mayor capacidad de compra. Pero, "lamentablemente -concluye- esto pasa a segundo plano cuando vemos el continuado deterioro del mercado de trabajo y de la renta disponible de las familias".

La segunda información es el informe que la Asociación de Empresas de Tecnología de la Información y Comunicaciones (AETIC) ha publicado sobre el sector: por primera vez en la historia, los ingresos de esta macroindustria, que engloba desde la electrónica de consumo, hasta las telecomunicaciones pasando por la electrónica profesional, experimentan una caída de ingresos en todas las actividades que engloba. En conjunto, el sector retrocede un 13% entre el primer semestre de 2009 y el mismo periodo de 2008. Y el sector más ligado si se quiere al equipamiento familiar, la electrónica de consumo, se desploma un 27%.

Hay que estimular el consumo para que el país vuelva a tirar. Y la pregunta en esta ocasión es ¿qué es lo que le induciría a eliminar las medidas anticrisis que ha ido implantando en sus gastos personales y familiares en estos últimos meses?

miércoles, 14 de octubre de 2009

Elija: ineptos conocidos o corruptos por descubrir

José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, en octubre de 2008, antes del segundo encuentro que tuvieron en esta legislatura.


Estos días que se entrelazan en los titulares de la prensa, radio, televisión y medios digitales informaciones sobre la mala gestión económica del Gobierno y noticias sobre la corrupción que circunda al PP, está en el debate social cuál de las dos circunstancias pueden afectar más ante los ciudadanos en una consulta electoral.

Hay quien piensa que la crisis es lo peor con vistas a una consulta electoral. Al final, el escaso éxito de los socialistas para salir de la recesión nos está tocando los... bolsillos y eso no lo perdona el españolito medio. En el otro lado están los que piensan los ciudadanos nunca darán su confianza a un partido que no sabe controlar prácticas presuntamente corruptas e ilegales entre sus miembros.

En España ya vivimos una situación más o menos paralela a mediados de la década pasada. En 1993, una crisis económica atravesaba la economía occidental, mientras la sociedad española todavía estaba adormilada por la resaca de los fastos del 92, Expo de Sevilla y Juegos Olímpicos de Barcelona. El Gobierno tuvo que devaluar la peseta en mayo de 1993 y se presentó a las elecciones -que se celebraron un mes después- con 3,3 millones de parados. Pero lo que obligó al presidente González a adelantar las elecciones fueron los innumerables casos de corrupción -Mariano Rubio (1992), Filesa (1989), Guerra (1989), GAL (desde los ochenta),...-. A pesar de ello, el PSOE vuelve a ganar las elecciones, aunque perdió la mayoría absoluta en el Congreso que tuvo de hecho en la legislatura anterior.

Pero la crisis se agudiza, el paro alcanza los cuatro millones de personas y el presidente del Gobierno volvió a acortar la legislatura y el 3 de marzo de 1996 convocó otra vez elecciones. Mientras, los procesos judiciales de los casos de corrupción anteriores siguen su curso. Esta vez sí se da la vuelta a la tortilla: el PP es el vencedor, y consigue un número de escaños similar al del PSOE tres años antes, mientras que los socialistas pierden y obtienen los mismos diputados que el PP en la legislatura anterior.

Muchos analistas políticos piensan que fue la pésima gestión de la aquella crisis, también mundial aunque mucho menos profunda que la actual, la que desbancó a los socialistas del poder y no la corrupción.
Ahora, tenemos un Gobierno que no ha sabido hacer frente a la recesión económica, cuestión reconocida por economistas, organismos internacionales y hasta por insignes socialistas, y una oposición cada día más manchada por escándalos de corrupción en una parte de sus dirigentes y, además, con críticas constantes desde dentro y desde fuera sobre la gestión desde la cúpula del partido de ese particular calvario.

Sé que no son comparables los casos de corrupción del PSOE de los noventa -por número y por 'volumen' de cada uno de ellos- con el Gürtel y sus ramificaciones del PP de hoy pero, simplificando la cuestión, si hoy hubiera elecciones generales, ¿votaría usted por mantener un Gobierno que está llevando a la ruina al país con su gestión de la crisis económica o daria una oportunidad a un partido acusado y acosado por la corrupción?
Para concretar más. ¿Qué le incita más a cambiar el sentido de su voto, la subida de impuestos motivada por la ineptitud del Ejecutivo para hacer frente a la recesión o saber que un partido acusado de corrupción puede llegar a gobernar?

miércoles, 7 de octubre de 2009

El profesor no puede ser 'colega' de sus alumnos

Ángel Gabilondo, ministro de Educación, y Mª Dolores de Cospedal, secretaria general del PP,
se saludan la semana pasada al empezar su primera reunión sobre el pacto educativo.

Para muchos, este titular parecerá una simpleza pero a veces es bueno recordar las cosas básicas, sobre todo cuando se tienen un poco olvidadas. Si el debate sobre el sistema educativo español está planteado en estos días en restaurar la autoridad del profesor es que algo ha fallado en la base y hay que preguntarse por qué se ha llegado a este extremo para que el error no vuelva a repetirse.

Y aquí hay que recordar que las leyes educativas que han estado en vigor durante la etapa democrática son socialistas, desde la LODE del primer Gobierno de Felipe González hasta la LOE actual aprobada en la primera legislatura de Zapatero. Quizá como contrapeso a la legislación educativa autoritaria de la dictadura el pensamiento socialista hizo más hincapié en 'democratizar' la relación entre el profesor y el alumno, situándolos prácticamente en un mismo plano.
Aunque no se puede generalizar, en muchas ocasiones esto generó un 'colegueo' que ha resultado nefasto para los dos: el profesor se siente ninguneado, sin prestigio, cuando no directamente atacado, y el alumno se ha acomodado a la falta de exigencia que un profesorado sin mando no podía imponer.

Más que los planes de estudio y sus constantes cambios, más que la desaparición en la práctica de una evaluación sensata -no have falta si se puede pasar de curso aunque se suspenda-, uno de los males de la educación española es el papel que se le ha dejado a los profesores. Ya no son maestros en el más amplio sentido de esta palabra.

Por eso es una buena noticia que se hable de devolver la autoridad a los profesores, pero a la vez es triste que no se haya hecho nada hasta ahora en un asunto troncal en la educación. Y esto debe suponer también volver a prestigiar su figura en la sociedad, fomentar una sana competencia, establecer sistemas de formación continua, revisar las remuneraciones en función de las actitudes...
Nos olvidamos de que la educación no es 'democrática': hay alguien que sabe y enseña y, por lo tanto, debe estar por encima del que no sabe y es enseñado, por supuesto sin que se pierdan un ápice los derechos elementales de unos y otros. Creo que nos entendemos. Ójala sea el punto de partida de esa incipiente búsqueda del pacto educativo que han emprendido los políticos.