martes, 10 de enero de 2012

La credibilidad de Rajoy


Mariano Rajoy ha reaparecido ante la opinión pública en una entrevista 'de aliño' concedida a la Agencia Efe. De aliño, como los toreros que sólo buscan salir del paso, porque del presidente del Gobierno cabe esperar que informe más y mejor de los temas candentes para los ciudadanos. Máxime cuando sus últimas decisiones han desconcertado a muchos de ellos y no sólo en la izquierda, como dijo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ayer en la Cope.

Despachar la mayor subida del IRPF en muchos años con un "era dolorosa pero no había otra opción" sin explicar por qué se ha desautorizado a sí mismo no se entiende. Porque cuando Rajoy afirmaba durante la campaña electoral que no aumentaría los impuestos ya conocía que el déficit de 2011 sería muy superior al 6% previsto. Y en aquel momento ni insinuó la posibilidad de un incremento de la fiscalidad.

Como suena a sarcasmo que el presidente afirme que "va a dar la cara y no se va a "esconder" cuando es la primera vez que aparece ante los medios -mejor, ante un medio- desde que está al frente del Ejecutivo, hace ya veinte días, y no ha salido hasta ahora a dar explicaciones por las "dolorosas" decisiones que ha tenido que adoptar.

Pero lo más preocupante para el país, sobre todo en este crucial momento, es que Mariano Rajoy empieza a perder parte de su credibilidad. En una respuesta a Alex Grijelmo manifiesta que no entra en las previsiones del Gobierno subir el IVA. El problema es que, tras ver lo que ha pasado con el IRPF, muchos ciudadanos piensan que esas previsiones cambiarán si se modifican algunas circunstancias y, al final, subirá el IVA.

El ciudadano puede comulgar o no con un Gobierno y su presidente. Estará de acuerdo o no con la política que desarrolla, pero lo que nunca puede ocurrir es que el líder pierda la credibilidad ante la sociedad. Rajoy ha empezado a recorrer el camino de conseguirlo si no rectifica. Por descontado que no se le puede criticar por un cambio de opinión, pero los ciudadanos tienen derecho a conocer las causas que le han llevado a ello. Al menos, para intentar conocer algo tan importante para un político como su 'previsibilidad'. Para ello, tan importante como las decisiones que tome es cómo las comunique a la opiniòn pública.

Todavía estamos dentro de los cien días de gracia que se conceden a todo nuevo gobernante para que explique y ponga en marcha sus propuestas, pero es posible que el presidente del Gobierno haya desperdiciado ya los veinte primeros.