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El segundo momento clave de esta historia tiene nombre de día, pero es una movilización: el 15-M. Un movimiento que estaba ya larvado, pero que se manifestó justo un año después del «mayor recorte social de la democracia» en forma de concentración asamblearia en la madrileña Puerta del Sol. En el PSOE se vio esa movilización como la posibilidad de congraciarse con la izquierda social tras aquel 12-M de 2010. En la Puerta del Sol estaba «la misma gente que nos había llevado en volandas a La Moncloa después de que le prometiéramos 'no te fallaré'», recuerda José Maria Barreda en el reportaje. Había que aprovechar esa marea. Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces ministro del Interior, permitió que creciera aquella concentración... hasta que a los socialistas se les fue de las manos y apareció Podemos. En ese zigzag a derecha e izquierda entre 2010 y 2011 el PSOE ha perdido casi seis millones de votos: los que van de los 11,28 millones de papeletas de la segunda victoria de Zapatero a los 5,42 millones de la segunda derrota de Sánchez.
Para recuperarlos va a tener que hacer algo mucho más radical que cambiar al secretario general. Porque el problema de fondo del PSOE no es el liderazgo de Sánchez, sino la crisis de identidad de la socialdemocracia desde finales de siglo, que se ha acentuado durante la crisis económica. Es la gran paradoja de la recesión vivida en estos años: una depresión motivada por la desregulación financiera del sistema capitalista ha hecho mucho más daño a la izquierda política que a la derecha. ¿Por qué? Habrá que recordar, por ejemplo, cómo la administración republicana de Bush nacionalizó la banca del país tras la caída de Lehman. Es decir en la cuna del sistema capitalista se aplicaron recetas socialistas para frenar la sangría. Después, muchos gobiernos de izquierda se vieron forzados a aplicar políticas de recortes sociales contrarias a sus planteamientos. Los ciudadanos perdieron las referencias.
En ésas estamos. El espacio político socialista -socialdemócrata, si queremos- se ha comprimido casi hasta el ahogo, apretado por la izquierda y la derecha. La cuestión es mucho más profunda que formar Gobierno con Podemos o dejar gobernar al PP. Es un tema de fondo que no se arregla sólo con el cambio de líder. Tiempo habrá para comprobarlo, pero dudo de que un programa electoral presentado por Susana Díaz difiriera mucho de los de Sánchez. Ése es el verdadero drama del PSOE. Y también de la socialdemocracia europea.
@vicentelozano
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