lunes, 11 de marzo de 2024

La angustiosa búsqueda de ingresos por parte de las empresas informativas


La mayoría de las empresas informativas en todo el mundo luchan por sobrevivir mientras estudian nuevas formas de ingresos que palíen las caídas de ventas y de publicidad. Años después de la irrupción de internet, todavía no se ha conseguido un modelo de negocio sostenible. En el pago por derechos de autor por parte de las grandes plataformas y de las empresas de inteligencia artificial puede haber una esperanza.

El Observatorio de Medios, una iniciativa de autorregulación de los medios de información en España impulsada por las fundaciones Ethosfera y Haz, presentó a principios de enero los resultados del informe Paying for news: what Google and Meta owe US publishers. Al acto acudieron altos directivos de editoras de medios españoles como Prisa, Vocento, Godó, Henneo o Atresmedia, preocupadas todas por la sostenibilidad financiera de las empresas informativas.

El informe ha sido elaborado por profesores de las universidades de Columbia y Houston y ha diseñado una metodología para calcular la compensación económica que Facebook (Meta) y Google Search deberían pagar a los editores de noticias por el uso de su contenido, en caso de que la propuesta legislativa Journalism Competition & Preservation Act entrara en vigor en Estados Unidos.

Esa metodología, basada en cálculos de los ingresos de las plataformas por la publicidad aneja a las noticias de medios que recogen, concluye que Google debería pagar a los editores estadounidenses alrededor de 10.000 millones de dólares al año y Facebook unos 2.000 millones para compensarles. El estudio concluye que “los acuerdos existentes entre estas plataformas y los editores de noticias no reflejan el valor total generado por el contenido de noticias en las plataformas”.

Artículos para entrenar robots de IA

Ahora, ese robo de contenidos gracias a las nuevas tecnologías se ha trasladado a la inteligencia artificial (IA) y ha provocado de nuevo protestas desde los medios. El principal exponente de este malestar ha sido la demanda de The New York Times contra OpenAI y Microsoft por utilizar los contenidos del periódico para entrenar a ChatGPT y Microsoft Copilot sin tener los derechos y sin permiso. En la demanda, The New York Times afirma que el “uso ilegal del trabajo de The Times por parte de Microsoft y OpenAI para crear productos de inteligencia artificial que compitan con él amenaza la capacidad del diario para prestar ese servicio”.

El camino judicial no es el único emprendido para conseguir que las tecnológicas paguen. Australia y Canadá han aprobado legislaciones para forzar a las plataformas a llegar a acuerdos justos con los medios, y se espera que en 2024 aumenten las alianzas de editores de todo el mundo para obtener pagos de Google, y posiblemente de Meta, siguiendo el Código de Negociación de Medios de Comunicación de Australia, aprobado en 2021.

Hay que recordar que España fue pionera en 2014 en obligar a Google a pagar derechos de autor a las empresas informativas por usar sus contenidos en el buscador. Pero la iniciativa terminó en nada. La respuesta entonces de Google fue cerrar el servicio Google News en España –el único país del mundo donde lo ha hecho– y no enlazar noticias, porque no estaba dispuesto a pagar. El resultado fue una caída del tráfico de las webs. En 2021, al trasponer la directiva europea de derechos de autor se eliminó esa obligatoriedad y el pago de los contenidos quedó circunscrito a acuerdos bilaterales entre las empresas informativas y Google, que tampoco han servido para nada porque los acuerdos presentan muchos problemas. En primer lugar, son poco transparentes; después, los ingresos que aportan a los medios son muy bajos y, en tercer lugar, favorece a los grandes grupos y deja sin margen de negociación a las pequeñas y medianas empresas informativas.

Ayudas para la prensa

Mientras, con el fin de aplacar las quejas de los medios, los dos gigantes tecnológicos han puesto en marcha iniciativas para ayudar financieramente a las empresas informativas, como Google News Initiative, un programa que reparte dinero entre los medios para formación y desarrollo de su digitalización, o el Meta Journalism Project, que forma a profesionales en el uso de nuevas herramientas en el ámbito periodístico y publicitario. Pero sus presupuestos son muy limitados. Por ejemplo, Google News Initiative ha destinado 189 millones de euros a proyectos de toda Latinoamérica entre 2018 y 2023.

Con todo, estas alianzas con Google o Meta serán útiles para las negociaciones que deben llevarse a cabo con las plataformas tecnológicas en el contexto de expansión de la IA, que utiliza contenido de noticias en sus grandes modelos de lenguaje. Porque, aunque la IA ofrece un panorama alentador para la información, de momento es la principal amenaza para la prensa. El informe Periodismo, medios y tecnología: tendencias y predicciones para 2024 del Instituto Reuters de la Universidad de Oxford afirma que “el poder disruptivo de la inteligencia artificial se propagará este año por el espacio informativo, en tiempos de intensa volatilidad política y económica en todo el mundo. Las implicaciones para la fiabilidad de la información y para la sostenibilidad de los principales medios probablemente serán profundas en un año con elecciones cruciales en más de 40 democracias, y guerras que siguen haciendo estragos en Europa y Oriente Medio”.

El informe Reuters ha preguntado a los editores de prensa sobre esos acuerdos con empresas de IA. Es cierto que algunos “aspiran este año a acuerdos de licencia con las plataformas de IA”, pero a la vez no muestran excesivo optimismo respecto a un “reparto equitativo de los beneficios”. Alrededor de la mitad de los encuestados –un 48%– considera que “al final, habrá muy poco dinero para los editores”.

De momento, el sector sigue sufriendo en casi todo el mundo. Últimamente hemos conocido que la revista Sports Illustrated, un icono del periodismo deportivo en Estados Unidos, ha despedido a unos cien periodistas, la mayor parte de su plantilla, por sus problemas financieros, tras años de declive en las ventas. Y también Los Angeles Times, el diario más importante del Oeste estadounidense, despedirá a 100 periodistas, el 20% del total, por las dificultades financieras que atraviesa la empresa y porque “2024 será otro año con fuertes pérdidas”, según informó la empresa a los trabajadores. Es el mayor recorte de empleo que ha acometido el diario californiano en su historia. En España, parece que las grandes reducciones de personal se han terminado, pero la mayoría de las empresas informativas viven una economía de subsistencia, en la que siguen primando los recortes de costes frente a las inversiones para desarrollo de negocio.

Buscando nuevas fuentes de ingresos

En el pago por los derechos de autor, sea por las plataformas o por la IA, tienen los editores depositada su esperanza para conseguir los ingresos que el mercado les ha ido quitando. Por eso el resultado de la demanda de The New York Times contra OpenAI tiene tanta importancia. Si la Justicia estadounidense falla en favor del periódico se habrá abierto una vía que se extenderá por todo el mundo y obligará a tecnológicas a negociar de verdad con los medios para utilizar sus contenidos.

Pero mientras eso llega, hay que seguir “comiendo” día a día y las empresas informativas deben seguir buscando nuevas fuentes de ingresos. El Consejo de Europa acaba de publicar el informe Buenas prácticas para una financiación sostenible de los medios periodísticos, elaborado por 13 expertos internacionales del sector –académicos que no trabajan directamente en empresas de medios– que consideran imprescindible que las empresas periodísticas busquen nuevas fuentes de financiación porque con las suscripciones y la publicidad no garantizarán su sostenibilidad: “Una de las conclusiones más relevantes de este estudio es que, en la actualidad, el denominador común para la viabilidad de los medios de comunicación es la diversificación. Las formas hegemónicas de modelo de negocio siguen siendo la venta y la publicidad, pero han de respaldarse con otras, que, además, son cambiantes y no sirven para siempre», afirmó Ramón Salaverría, catedrático de Periodismo de la Universidad de Navarra y presidente del Comité de Expertos, durante la presentación del informe en la Asociación de la Prensa de Madrid el pasado mes de diciembre.

El informe del Comité de Expertos es categórico: las suscripciones –más la venta de ejemplares en las ediciones impresas– y la publicidad seguirán siendo las principales fuentes de ingresos para los medios, pero en absoluto asegurarán su estabilidad financiera y su rentabilidad. Y, al hilo de experiencias en algunos de los 46 países que forman parte del Consejo de Europa, proponen hasta trece métodos para conseguir o aumentar los ingresos.

Entre los distintos de las suscripciones y la publicidad, están las ayudas desde el sector privado, como donaciones, patrocinios o crowdfunding. El informe también habla de ingresos que llegarían desde el sector público, que van desde subvenciones directas de los presupuestos estatales hasta ayudas indirectas como los “bonos lectura de prensa” o desgravaciones fiscales de los gastos de suscripciones a medios, por ejemplo. Por último, el informe recoge los posibles ingresos por derechos de autor, que pagarían las plataformas tecnológicas que nutren sus servicios de los contenidos generados por los medios de comunicación.

Riesgo para la independencia


El grave problema, y así lo ponen de manifiesto los autores, es que muchas de estas fuentes de ingresos pueden atentar contra la independencia informativa. Los medios, dice el informe, necesitan “establecer políticas de autorregulación para garantizar la transparencia de las donaciones, incluida la divulgación de los importes de esas donaciones y los nombres de los donantes”. Y lo mismo respecto al dinero que llegue desde el sector público. Es necesario “mantener un alto nivel ético al recibir fondos de fuentes públicas y privadas. Esto incluye prácticas como reconocer los posibles conflictos de intereses, mantener el contenido publicitario separado del editorial mediante un etiquetado claro y revelar de forma transparente sus fuentes de financiación”. Será necesario, pues, establecer estrictos códigos de autorregulación del sector para proteger la independencia de las empresas informativas.

El periodista Víctor de la Serna comentaba hace unos días, en su columna de El Mundo, un libro recién editado por la Columbia University Press titulado Avoiding the News (“Esquivando las noticias”), escrito por los profesores Benjamin Toff, Ruth Palmer y Rasmus Kleis Nielsen, que indaga por qué tanta gente en todo el mundo evita leer, escuchar o ver noticias hoy en día. Concluía así De la Serna su comentario: “Dentro de la serie de recomendaciones que incluyen, los autores terminan con ésta: los medios informativos profesionales deben esforzarse por demostrar con hechos su independencia y fiabilidad para evitar esa falsa pero tan extendida categorización de que todos los medios están al servicio de los poderosos. Los públicos y los privados”.

(Artículo completo publicado en Aceprensa el 29 de enero de 2024)