jueves, 15 de abril de 2010

La totalitaria Aído y el perverso sexual Cervantes


Cuando la ideología prima sobre cualquier otra cuestión se caerá sin remisión en el totalitarismo. Así ha ocurrido siempre en la historia. No sé si esto lo comprenderá Bibiana Aído, pero mucho de lo que sale de su ministerio rezuma de tal carga ideológica que produce un poquito de miedo.

Lo último que ha llamado la atención es su intención, apoyada por el Instituto de la Mujer y UGT de retirar algunos cuentos clásicos de las bibliotecas de los colegios, como Blancanieves o Cenicienta, porque "casi todas las historias colocan a las mujeres y a las niñas en una situación pasiva en la que el protagonista, generalmente masculino, tiene que realizar diversas actividades para salvarla". El documento en cuestión, que se enmarca dentro de la campaña 'Educando en igualdad' tiene como objetivo fomentar la ídem entre niños y niñas y prevenir la violencia doméstica.

No sé si después de Cenicienta querrá cargarse a Don Quijote por su interés en honrar a Dulcinea; al canónigo Fermín de Pas que intenta aprovecharse de la débil Ana Ozores o a las cinco hermanas casaderas de la familia Bennet que sólo viven -menos una- para buscar un marido rico y educado que las haga felices. E imponer multas a los que lean esas novelas que incitan a la violencia contra la mujer. ¿En qué estarían pensando los perversos Cervantes, Clarín y Jane Austen cuando las escribieron?

Sería para no parar de reír si no llevara consigo la brutal carga de adoctrinamiento que acarrea. No les importa reescribir la historia, borrar del mapa buena parte del acervo cultural -¿les suena a quema de libros?- o 'redireccionar' a la parte de la sociedad que no piensa como ellos. Es lo más parecido al totalitarismo. Mejor, es totalitarismo puro y duro.

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