miércoles, 27 de enero de 2010

¿Pueden los PIGS cargarse el euro?

La caótica situación de las finanzas públicas de Grecia ha vuelto a poner en el tapete las distintas velocidades de las economías de los países que integran el euro. Está la Europa central -Alemania, Francia, Benelux, Austria...- que ha sufrido la crisis pero que ya está saliendo de ella incluso con crecimientos del PIB y está la Europa periférica, con muchos problemas estructurales que se han acentuado durante la recesión; son Portugal, Italia, Grecia y España, a los que hay que añadir Irlanda. Los famosos PIGS por sus siglas en inglés, en un término acuñado por un banco de inversión y que ha terminado calando en el mundillo financiero.

Al margen de que el acrónimo nos toque la moral, es cierto que la crisis ha reabierto una herida que nunca ha terminado de cicatrizar. En la zona del euro hay dos modelos de crecimiento claros -probablemente tres si sumamos a los paises del Este-. Si cuando todos crecemos, la zona funciona más o menos sin problemas, en etapas de vacas flacas aumentan las diferencias. Y, como ocurre en cualquier crisis, los pobres tienen mucho más que perder que los ricos cuando vienen mal dadas.

Grecia, con sus problemas de déficit público y de deuda y la incapacidad del Gobierno por reconducir la situación ha sido la espoleta. Al hilo de lo que está ocurriendo allí, en medios políticos, económicos y periodísticos de Francia, Reino Unido y Alemania, se ha recordado que España tiene un déficit fiscal similar al de los helenos, o que Italia cuenta con un volumen de deuda pública también desmesurado aunque tenga las cuentas públicas más controladas. Lo mismo que Portugal, aunque este pais importa menos por su escasa contribución al PIB de la UE.

Y desde esos países se ha pasado a especular incluso con la pervivencia del euro porque la expulsión de un país del sistema monetario europeo supondría su fracaso. Por supuesto, la conclusión es que ahora mismo la moneda única no corre peligro, pero el debate que hace dos o tres años nadie en su sano juicio osaba plantear está ya en algunos análisis y entre algunos políticos.

Es peligroso ceder terreno en la recuperación. Cuando esto acabe -que terminará algún día-, la distancia que separará a los PIGS de los países motores del continente será mayor que cuando empezó. Y eso es malo para los PIGS y para Europa. La Comisión y el Banco Central se deberían haber implicado mucho más en la exigencia de medidas concretas y reformas estructurales de los países que las necesitaran, pero también en esto la crisis ha sacado a relucir los defectos del modelo de gobierno de Europa.

Porque cuando la recuperación sea un hecho constatado, el BCE tendrá que subir tipos y esa restricción monetaria va a perjudicar el crecimiento de los países más retrasados y aumentará su desventaja. Y no hay que olvidar que el empuje de los BRICS -Brasil, Rusia, India y China- obliga a la 'vieja' Europa a acelerar la implantación de un patrón de crecimiento que al menos mantenga su competitividad en el mundo.

Quizà sea tarde para 'apretar' y que la unión Europea salga de la recesión lo más cohesionada posible, pero es el momento de poner las bases para que esta situación no se repita. Con un gobierno europeo fuerte al que hagan caso los ejecutivos de los países. ¿Utópico?

Al margen
El profesor de la Universidad de Nueva York Nuriel Roubini habla sobre el futuro de la zona euro en una entrevista que hoy ha concedido a la agencia Bloomberg en Davos: lo ve incierto y dice que se corre el peligro de crear en la Unión una zona central fuerte y una periferia débil, con riesgo de que algunos de esos países tengan que abandonarla. Y señala que ahora mismo España es el mayor riesgo.

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