En el caso español esta situación será especialmente peligrosa porque el aumento de pensionistas llegará con una crisis de natalidad y un elevado déficit de la Seguridad Social. Según Fedea, en 2023 el gasto en pensiones será de 188.500 millones de euros, un 14% del PIB y el déficit del sistema podría ascender al 2,6% del PIB si se suman el componente distributivo y los denominados gastos impropios.
En esta condición de precariedad, la pregunta no es sólo si hay que indexar la subida de las pensiones de hoy a la inflación, sino qué debemos hacer para que la generación que ahora tiene 40 años y las que siguen puedan cobrar una pensión pública más o menos digna.
(Publicado en Actualidad Económica el 17 de abril de 2022)
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