martes, 24 de enero de 2017

Pisamos territorio inexplorado

(Publicado en El Mundo el 19 de enero de 2017)

Entramos en territorio inexplorado. Eso significa que nadie sabe cómo hay que transitarlo y de dónde surgirán los peligros. Mañana, a media tarde en España, Donald Trump será presidente de Estados Unidos. Inaugurará una forma de gobernar desconocida en el primer país del mundo. ¿Qué consecuencias pueden tener los actos de un presidente que con un solo tuit es capaz de cambiar el destino de la inversión millonaria de una multinacional?

Pero Trump no es lo único nuevo en este inicio de 2017. El Gobierno británico acaba de presentar su hoja de ruta para desconectar de la Unión Europea. Otra situación inédita en el mundo desarrollado, y trascendental, de la que nadie es capaz todavía de predecir sus consecuencias. Trump y el Brexit tienen un origen común: son producto de las consecuencias que la crisis económica ha tenido en la clase media occidental que vive hoy peor que antes de la recesión. La clase media que votaba moderación -en la izquierda o en la derecha- y que ahora se decanta hacia los extremos.

Hay una alteración de valores sociales que se creían asentados que desconcierta a los ciudadanos. Da la impresión de que casi todo está en revisión. Conceptos como el desarrollo a través de la globalización, el Estado del Bienestar, la estabilidad en el empleo o la educación como garantía de ascenso social, y sobre los que ha crecido la clase media en las últimas décadas, ahora están en discusión.

En la primera cumbre del G-20 tras la caída de Lehman, celebrada en Washington en diciembre de 2008, los países se reunieron con la idea madre de "refundar el capitalismo". El presidente del Foro de Davos -ese G-20 del sector privado empresarial y financiero- ha acogido esta misma semana a sus invitados con la misma idea: "Reparar las deficiencias del capitalismo", que tanto se notan en esta etapa postcrisis. Algo no se ha hecho bien, pues. Pero esa clase media ha reaccionado castigando casi por igual a partidos liberalconservadores -Cameron perdió el referéndum sobre el Brexit- y a socialdemócratas -Trump es el presidente de EEUU y no Hillary Clinton-.

Martin Wolf, economista jefe del diario Financial Times, explica en La gran crisis: causas y consecuencias las dos fases de las respuestas que dieron los gobiernos y las instituciones internacionales en la UE durante la recesión. Hasta 2009, los líderes decidieron aplicar una solución política y desarrollaron aquellos multimillonarios planes de rescate. A partir de 2010, giraron 180 grados y pusieron el acento en la reducción de los déficits y de la deuda.

La primera preocupación dejó de ser el crecimiento -y el empleo- y pasó a concentrarse en el control de las cuentas públicas. Y todo ello al margen del color de cada gobierno. Por ejemplo, Rajoy aceptó una gran subida de impuestos -en contra de su programa electoral- y el Gobierno comunista de Alexis Tsipras decretó un bestial recorte de pensiones y de sueldos a los funcionarios. Después llegó el BCE.

Hoy, los postulados casi inamovibles hasta hace unos años se tambalean. Los ciudadanos todavía no saben a qué atenerse y los políticos van detrás de los votantes, allí donde pueden votar, claro. ¿No es inaudito que el Partido Conservador y el Laborista coincidan en la necesidad de cerrar las fronteras del Reino Unido incluso a ciudadanos de la UE? Era imposible imaginar hace diez años que, en 2017, el presidente de EEUU iba a ser un proteccionista comercial y el primer mandatario chino, un defensor de la apertura económica en el mundo. Todavía falta por conocer quién va a gestionar ese cambio de paradigma. Pero el último que ha llegado es Trump. Terreno desconocido.

@vicentelozano

No hay comentarios:

Publicar un comentario