viernes, 19 de octubre de 2012

Una falacia educativa

A veces, merece la pena pararse a bucear en los datos para darnos cuenta de hacia dónde nos puede llevar la propaganda política. Claro que los recortes en el presupuesto educativo son perniciosos, pero no suponen ni un atropello de derechos ni ponen en peligro la enseñanza pública, como han coreado estos días los manifestantes.

Porque los males de la política educativa española son mucho más profundos y vienen de muy atrás. Nuestro sistema de enseñanza está en entredicho desde hace años, en los que no hemos sabido reducir la tasa de fracaso escolar, ahora en el 28% -la más alta de los países con los que competimos-, ni frenar un desempleo juvenil del 50%.

Según el Ministerio de Educación, el gasto educativo de las administraciones públicas ha aumentado un 76% entre 2001 y 2011. En ese periodo se han duplicado las becas y se ha incrementado un 43% el gasto total medio por alumno. Pero ni por esas hemos logrado salir de los últimos puestos en los ránkings de calidad internacionales. Además, el número de alumnos por profesor en España se situó en 2009 en 9,7, por debajo del Reino Unido (14,2), Alemania (14) o Francia (12,2), según Eurostat.

Estas cifras, oficiales y contrastables, deberían ser el punto de partida para rebatir la falacia de que con más recursos tendremos mejor enseñanza. Y si consideramos que todas las leyes de educación desde 1985 han sido promulgadas por el PSOE, estamos ante la crónica del gran fracaso de la política socialista.

Los estudiantes y los padres -¡qué despropósito en este caso!- que ayer salieron a las calles tienen todo el derecho a protestar contra el Gobierno del PP. Pero, en esta ocasión, no ha sido la derecha la causante de los males. La enseñanza en España necesita un reseteo que debe empezar por desgajar la política educativa del debate ideológico y partidista.

@vicentelozano

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