sábado, 16 de enero de 2021

De Eurovegas a BCN World


Ha muerto Sheldon Adelson. El magnate de los casinos de Las Vegas, republicano en Estados Unidos y uno de los principales financiadores de Donald Trump. Adelson protagonizó un episodio en España hace apenas nueve años sobre el que hay cosas que comentar. Buscaba un lugar en Europa para expandir su lucrativo negocio y pensó en España.

La idea era crear un macrocomplejo de juego y turismo en el que invertiría 35.000 millones de dólares para construir seis grandes casinos y doce zonas vacacionales con 3.000 habitaciones hoteleras cada una. Se trataba de levantar un nuevo Las Vegas, que, según las estimaciones de los impulsores, atraería unos 11 millones de turistas cada año, que dejarían unos 15.000 millones de euros anuales. Y generaría más de 200.000 puestos de trabajo. Eso sí, allí donde colocara su proyecto, las autoridades deberían ofrecerle unas condiciones tributarias que hacían del complejo casi un paraíso fiscal.

Era 2012. Se fijó primero en Cataluña, pero allí se desechó la cosa a las primeras de cambio, sobre todo por discrepancias con la Generalitat -con Artur Mas a la cabeza- en la ubicación del complejo. Y el proyecto llegó a Madrid, donde fue acogido con entusiasmo por la Comunidad, presidida en esa etapa por Ignacio González. El Gobierno regional eligió los terrenos en Alcorcón, cuyo alcalde era el hoy consejero de Vivienda, David Pérez.

El entonces consejero de Economía y Hacienda, Percival Manglano decía que Madrid era idónea para acoger el proyecto por su "entorno fiscal favorable". Pero Adelson quería más: la práctica exención fiscal de las actividades que se desarrollaran en su complejo, como reconocía el propio Manglano: "No se ha puesto encima de la mesa que no se pague ningún tipo de impuesto. Se van a pagar impuestos si esta inversión se hace en España, lo que no está cerrado todavía es de qué tipos estaríamos hablando".

Al final, el macrocomplejo que tanto quería la Comunidad de Madrid y para el que ya tenía casi comprometidos los terrenos se vino abajo porque el Gobierno de Mariano Rajoy entendió que no se podía crear un paraíso fiscal dentro de España y, sobre todo, dentro de la Unión Europea. El sueño apenas duró dos años: Adelson renunciaba al mismo a finales de 2013.

Pero hay más. Madrid estuvo tan cerca de hacerse con los casinos que a la Generalitat de Cataluña le entró envidia y se decidió a poner en marcha su propio macrocomplejo de ocio. En 2012 encargó a al otrora empresario inmobiliario valenciano Enrique Bañuelos -se hizo de oro con Astroc en los años del boom, cayó y se levantó invirtiendo otros países- que liderara junto a La Caixa y la propia Generalitat un proyecto similar al de Adelson, BCN World, que, a pesar del nombre, se situaría en Tarragona, junto al parque de atracciones Port Aventura.

Ni Eurovegas existe porque a aquella Comunidad de Madrid no le dejaron llevar al límite sus propuestas de rebajas de impuestos. Ni se espera tampoco a BCN World, cuyo proyecto no tuvo ninguna razón económica -ha enterrado millones de euros y todavía hay quien quiere resucitarlo- sino simplemente que Madrid no adelantara en riqueza y en exposición internacional a Cataluña. Ninguno de los dos proyectos tenían sentido tal y como se plantearon. Y todo ocurrió hace menos de diez años.

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