Además, Competencia conoce muy bien el terreno que pisa. Cuestiona que «todos los editores consideren competidores directos a los agregadores» y afirma que «el tráfico obtenido gracias a la agregación puede generar ingresos distintos de la suscripción, principalmente publicitarios». Más claro, el agua: regular la tasa Google -o el canon AEDE- restringe la competencia y, por tanto, la libertad.
El Gobierno debería tomar nota de este dictamen y los editores que quieren la tasa también. Es mucho más sensato ponerse del lado de Arthur Sulzberger Jr., editor de The New York Times, que decía el pasado 12 de mayo en la sede del IESE de Nueva York: si los buscadores «toman nuestro contenido y lo publican en otras webs, están ofreciendo a otras personas una oportunidad de que conozcan el NYT. Y esto es muy valioso para nosotros».
Empeñarse en el pago del canon por parte de los buscadores que enlazan las noticias -cosa distinta es la difusión de un plagio o de una copia del contenido- es volar muy bajo. Si finalmente llega a aprobarse, ¿cuánto dinero va a recibir un diario? ¿Dos o tres millones de euros en el mejor de los casos? Ninguna cuenta de resultados se va a arreglar así.
Los medios deberían aprovechar la potencia de Google -causante de la tasa, no nos engañemos - para desarrollar conjuntamente acuerdos con los que enfocar el nuevo modelo de negocio. La compañía de Mountain View sabe -y mucho- de fidelización de usuarios, de monetización de contenidos y del incremento de su visibilidad, del empleo del móvil y de las tabletas..., cuestiones clave para el futuro de los medios impresos. ¿No sería más sensato sacar partido de ese conocimiento?
@vicentelozano
(Publicado en El Mundo el 28 de mayo de 2014)