jueves, 17 de diciembre de 2009

Las 'velinas' de Gabilondo y Wyoming en 'La Razón'

Expansión publica hoy la noticia de la inminente fusión entre La Sexta y Antena 3, como repuesta a la también más que probable unión entre Cuatro y Telecinco. La conclusión es que el negocio es el negocio y ante la supervivencia empresarial hay que hacer lo que haga falta.

Bien. Es parte del proceso: el mundo empresarial se mueve y las fusiones como método de crecimiento y ahorro de costes están a la orden del día. Lo que ocurre es que el negocio de los medios de comunicación es 'sui generis' y tiene unos condicionantes distintos a los de la banca, la construcción o las telecomunicaciones, porque su actividad afecta a uno de los pilares de la democracia: la libertad de expresión y de información. Para facilitar esa libertad, potr ejemplo, en España estaba prohibido hasta este verano que un mismo accionista fuera mayoritario en dos cadenas distintas.

Una televisión, querámoslo o no, vende espectáculo -entretenimiento- y vende ideología -información y opinión-. Y, como es lógico, esa ideología -política, social, deportiva, cultural...- la imponen los propietarios de la cadena, que para eso se juegan su dinero todos los días.

Por eso llaman la atención las dos parejas que van a unir en el panorama audiovisual español: El primero será una televisión de Berlusconi y de los Polanco. El grupo editorial que más 'caña' ha dado en España al primer ministro italiano -recuerden la publicación en 'El País' de las fotos de Villa Certosa- no tiene reparos en compartir su línea editorial con el mismo al que no deja de criticar. Veremos cómo a partir de ahora enfoca Gabilondo sus comentarios sobre las andanzas de Berlusconi en la política y en la sociedad italiana.

Lo mismo ocurre con la otra pareja. Los propietarios de 'Público' y de 'La Razón' van a fusionar sus cadenas. Pocos comentarios más hay que hacer. Me imagino a Monseñor Cañizares predicando el triduo de Navidad en La Sexta o a Wyoming presentando las Noticias junto a Matias Prats.

Evidentemente, no estoy haciendo más que es una caricatura de dos operaciones empresariales que pueden tener todo su sentido, pero es bueno pensar que llevarán aparejada una pérdida de pluralidad en la oferta informativa a la que tendrán acceso los españoles. Y eso no es bueno, aunque llegue en breve la TDT.

No hay comentarios:

Publicar un comentario